Diana, una joven de 20 años, permaneció escondida durante cuatro días en una fosa, víctima de un secuestro virtual que la obligó a esconderse en un cementerio.
El 16 de diciembre, una llamada telefónica cambió su vida. Una voz desconocida le ordenó acudir al panteón y ocultarse dentro de una fosa. Asegurando que si desobedecía, su familia sufriría las consecuencias. Bajo la presión psicológica, Diana acató las instrucciones, convencida de que estaba bajo vigilancia constante y de que cualquier intento de denuncia podría costarle la vida.
Mientras ella se ocultaba entre tumbas, los extorsionadores contactaron a su familia. Les exigieron alrededor de 100 mil pesos por el supuesto rescate. Aunque no lograron reunir la cantidad completa, depositaron una parte, creyendo que con ello salvarían a su hija.
El sábado, personal del panteón descubrió a la joven debilitada, quien relató que llevaba días escondida para evitar que la asesinaran o dañaran a su familia. De inmediato se dio aviso al 911. Elementos de la Policía Municipal y paramédicos acudieron al lugar, brindándole los primeros auxilios. Además del desgaste físico y emocional, Diana había sufrido la picadura de un alacrán.
































