
En un contundente llamado a frenar la violencia que por décadas ha afectado a la ciudad, el presidente municipal de Uruapan, Carlos Manzo, autorizó a los más de 360 elementos de la policía local el uso de fuerza letal en caso de agresiones directas por parte de delincuentes contra la ciudadanía o los propios uniformados.
Durante una entrevista con Joaquín López-Dóriga en Radio Fórmula, el edil señaló que esta medida responde a una creciente indignación social frente a los niveles de inseguridad que, aseguró, se arrastran desde hace 25 años. “Es momento de poner un alto. No hay compromiso con ningún grupo del crimen organizado. Nuestro único deber es con el pueblo de Uruapan”, afirmó.
Manzo subrayó que los elementos de seguridad están facultados legalmente para responder con firmeza ante ataques, y recalcó que “las armas están para defender a la ciudadanía. Los abrazos ya no tienen lugar; la delincuencia no conoce de principios ni de honor”.
Esta postura se da tras el asesinato de una trabajadora municipal el pasado 21 de mayo, ocurrido a las afueras de una escuela en la colonia Ramón Farías, hecho que intensificó el clamor social por mayor seguridad.
El alcalde lamentó que Uruapan figure entre las ciudades más peligrosas del país, situación que atribuyó a décadas de abandono institucional y cesión de espacios al crimen organizado. En ese contexto, pidió la intervención urgente del Gobierno Federal.
“Hago un llamado a la presidenta Claudia Sheinbaum y al secretario Omar García Harfuch para que volteen a ver a Uruapan. Este municipio es clave por su importancia económica y requiere atención inmediata para recuperar la paz”, declaró Manzo, quien aseguró que encabeza personalmente operativos de vigilancia.
Finalmente, reconoció que si bien muchas responsabilidades recaen en otras instancias, el municipio no puede quedarse de brazos cruzados ante la amenaza constante que enfrenta su población. “Hacemos lo que está en nuestras manos, pero necesitamos apoyo. Las consecuencias de la inacción serían aún más graves”, concluyó.