Antes de concluir el año, la dirección de Servicios Públicos Municipales de Salamanca se dio a la tarea de explicar a la ciudadanía cómo disponer de la basura, ya que precisamente por las celebraciones, la cantidad de la misma incrementó considerablemente.

Sin embargo, pese a que el personal de limpia acudió el día 2 de enero por la mañana a la zona del mercado Tomasa Esteves a realizar la recolección normal de residuos, las calles no tardaron mucho tiempo en volver a estar llenas de basura.

Lamentablemente, algunos de estos residuos son restos de comida o incluso botellas de bebidas alcohólicas que fueron abandonadas en las banquetas y camellones de la Avenida del Trabajo.

Es bien sabido que el mercado Tomasa Esteves, enfrenta un problema recurrente, la acumulación de basura, lo que evidencia la necesidad urgente de fortalecer la cultura de manejo responsable de residuos en la población.

La separación de residuos es un aspecto clave para enfrentar esta problemática, ya que esto permite dividir los desechos orgánicos, reciclables y no reciclables, facilitando su tratamiento y reduciendo el impacto ambiental.

Y es que cuando los residuos no son separados correctamente, terminan en lugares inadecuados, como banquetas, camellones o drenajes, afectando no solo la estética urbana, sino también la salud pública y el medio ambiente. Esto genera problemas como la proliferación de plagas, obstrucción de drenajes, contaminación de suelos y cuerpos de agua.

Lamentablemente en Salamanca, persiste una falta de cultura ambiental que impide un manejo adecuado de los desechos. Factores como la poca educación ambiental, el desconocimiento sobre la importancia de la separación y la percepción de que “alguien más se encargará de limpiar” contribuyen a la irresponsabilidad ciudadana.

El caso del mercado Tomasa Esteves ejemplifica esta situación: aunque los trabajadores de limpia realizaron su labor el 2 de enero, las calles pronto volvieron a estar abarrotadas de basura, incluyendo restos de comida y botellas de bebidas alcohólicas. Esto demuestra una falta de compromiso individual y colectivo que perpetúa el problema.

Cabe recordar que, la responsabilidad de mantener las calles limpias recae no solo en las autoridades municipales, sino también en la ciudadanía salmantina, ya que un cambio significativo requiere de la colaboración de todos.

Si bien es importante que se refuerce el tema de sanciones, el verdadero impacto se logrará cuando cada habitante de Salamanca adopte hábitos responsables, entendiendo que cuidar el entorno es responsabilidad de todos.