El Programa de Gobierno Municipal 2024-2027 de Salamanca se ha convertido en un verdadero enredo que exhibe la falta de transparencia en la actual administración.
Primero, el Ayuntamiento aprobó un documento lleno de fallas: apoyado en planes caducos, con errores en los cuadros de alineación, objetivos mal redactados, diagnósticos sin datos confiables y hasta imágenes borrosas. Esa “basura”, como la llamaron algunos, fue enviada a revisión del Gobierno del Estado, que confirmó lo evidente; el plan estaba plagado de errores graves. Y aunque el presidente municipal César Prieto intentó justificarse diciendo que solo eran “errores de dedo”, el Estado corroboró que las fallas eran mucho más de fondo.


En lugar de rehacer el documento con seriedad y volver a pasarlo por el Consejo de Planeación Municipal (Copladem) como marcan los procesos, la administración de César Prieto optó por otro camino: corrigió los señalamientos de manera interna y lo volvió a aprobar en silencio, sin consulta ciudadana y sin el aval del Copladem.
El síndico Gerardo Aguirre y el regidor Juan Ortega ya habían advertido desde el inicio que el plan estaba mal hecho, y hoy el tiempo les da la razón. Lo delicado es que se quiso disfrazar el error como si solo fueran “detalles menores”, cuando en realidad las observaciones fueron de fondo.
Con este proceder, Salamanca sigue sin un Programa de Gobierno sólido, transparente y confiable. Lo que debería ser la guía de trabajo de la administración municipal terminó parchado en lo oscurito, dejando en evidencia la falta de seriedad y la poca voluntad de escuchar a la ciudadanía.


































