
Lo que hace apenas tres meses fue presentado como un símbolo de progreso y desarrollo para Salamanca, hoy refleja el rostro de una problemática persistente: el descuido ciudadano y la falta de vigilancia. El Puente de la Transformación, inaugurado el pasado 27 de enero en la calle Héroes de Cananea, ya presenta grafitis en sus muros, daños visibles en alcantarillas y mobiliario urbano vandalizado.
Botes de basura rayados y algunas de sus letras rotas dan cuenta del deterioro que ha sufrido esta infraestructura en tan corto tiempo. A pesar de haber sido concebido como un espacio seguro y moderno para el tránsito vehicular y peatonal, hoy se percibe como un sitio descuidado y vulnerable.
La obra, que representó una inversión pública de 150 millones de pesos, fue celebrada por su importancia estratégica en la conectividad de la zona y como emblema de una ciudad en transformación. Sin embargo, la falta de mantenimiento y cultura cívica pone en riesgo su funcionalidad y valor simbólico.
Por otro lado, vecinos de colonias aledañas aseguran tener ya varias semanas solicitando que se les haga la reparación de una alcantarilla que se encuentra a un costado del puente, ya que esta pone en riesgo constante a ciclistas, motociclistas, peatones y conductores que pasan por el sitio, ya que el espacio es angosto y la alcanatarilla dañada reduce aún más el paso.
Debido a la situación, los ciudadanos esperan que en los próximos días se implementen acciones de limpieza, reparación y vigilancia para preservar la infraestructura y evitar que el deterioro avance.
Este caso reabre el debate sobre la corresponsabilidad entre gobierno y ciudadanía para proteger los espacios públicos. Porque una ciudad no solo se transforma con concreto y acero, sino con compromiso y conciencia colectiva.