El cruce ferroviario ubicado frente a la puerta 5 de la Refinería Ing. Antonio M. Amor (Pemex) se ha convertido en una vía de alto riesgo para automovilistas, motociclistas y peatones que a diario transitan por la zona para dirigirse hacia comunidades como El Divisador, Cerro Gordo, Valencia, Zapote de Palomas, entre otras.
Este punto conecta directamente la avenida Faja de Oro con la carretera Salamanca–Juventino Rosas, siendo una ruta muy transitada tanto por trabajadores de Pemex como por habitantes de las comunidades rurales cercanas. Sin embargo, el mal estado del cruce y la falta de señalización han convertido el trayecto en una zona de riesgo.
Los usuarios señalan que el sitio carece de mantenimiento, presenta baches profundos, y el paso sobre las vías es tan irregular que los vehículos deben reducir su velocidad al mínimo para evitar daños o accidentes.
“Todos los días pasamos por aquí para ir a trabajar o a dejar a los niños, pero el camino está muy dañado. En las noches no se ve nada y los carros se maltratan muchísimo”, comentó un habitante de la comunidad de El Divisador.
Además, los constantes cruces de trenes complican aún más la movilidad, provocando embotellamientos y largas filas de vehículos que esperan hasta media hora para poder continuar su trayecto, especialmente en horarios de entrada y salida laboral.
Vecinos y automovilistas aseguran que han hecho múltiples reportes a las autoridades municipales y de transporte sin obtener respuesta ni trabajos visibles de mejora.
Mientras tanto, el deterioro avanza y las condiciones del cruce empeoran con cada día. La falta de atención pone en riesgo tanto la seguridad vial como la integridad de quienes dependen de esta ruta, evidenciando una vez más el descuido en la infraestructura básica que conecta a Salamanca con sus comunidades rurales.


































