Perder a un ser querido es una batalla que muchos enfrentan de diversas formas. Algunas veces el aislamiento social resulta una alternativa, sin embargo, el tiempo otorga tranquilidad a nuestra alma y depende de nosotros cómo afrontaremos la ausencia de ese ser especial.
Hace 4 años, doña Teo perdió a su hijo Óscar Francisco por una situación médica que se agravó. La odisea de pasar hambre y frío a las afueras del hospital fue un episodio que a nadie se desea, máxime porque Teo y su familia tuvieron que acudir a León a fin de atender a su hijo. De acuerdo con lo narrado por esta madre, en una ocasión acudieron a comer tacos, con el cansancio y el hambre a cuestas y para su sorpresa, fueron cerca de mil pesos de cuenta, lo que implicó un duro golpe para sus bolsillos y dejó huella en Teo, ya que a su parecer, las personas que esperan noticias de sus familiares en hospitales, deberían recibir apoyo y comprensión, y no abuso.
Óscar partió de este plano terrenal pero a Teo, aquella amarga experiencia de ver que muchos padecían hambre y no contaban con los medios para comprar algún refrigerio o que los costos en inmediaciones de hospitales son exorbitantes, la marcó y desde entonces decidió homenajear a su hijo cada 11 de octubre; por ello, en este día, ella y su familia se presentan a las afueras del Hospital Regional de Salamanca para ofrecer un pequeño lunch a los que esperan noticias de sus familiares internados.
Se trata de la suma de voluntades, ya que si bien, Teo y su familia cubren los gastos de todos los suministros para preparar la comida y bebida que ofrecerán, además de ir a las afueras del mencionado hospital para repartirlo, una familia en Valtierrilla, poseedora de una pequeña fonda, les ayuda con la preparación.
La familia Rosas Tovar nos demuestran que aun después del más amargo de los tragos puede surgir la bondad, la solidaridad y transformar ese dolor en algo positivo. Hoy, tras 4 años de que Óscar partió, su familia continúa honrando su memoria tendiendo la mano al prójimo y dejando a la vista la empatía que siempre caracteriza a los salmantinos.


































