En Irapuato, la “capital mundial de la fresa”, el orgullo local se convirtió en un dolor de bolsillo pues en los mercados populares, el kilo de la fruta se vende entre 80 y 100 pesos, un precio que supera incluso al de otros productos básicos de la canasta.
Las familias que acostumbraban comprar fresas frescas para postres o licuados ahora lo piensan dos veces. Comerciantes de los tianguis explican que la escasez se debe a que la temporada de lluvias dañó parte de la cosecha y redujo la producción.
A esto se suma que gran parte del fruto de mejor calidad se exporta, dejando menos disponibilidad para el mercado local.
La situación ha generado molestia en consumidores, quienes consideran un golpe duro que un producto tan característico de la región resulte casi un lujo. Para quienes trabajan en la venta de fresas, la baja en la oferta también se traduce en menos ganancias, pues aunque el precio sube, el volumen de ventas disminuye.
El encarecimiento no solo afecta a los hogares; también repercute en pequeños negocios que dependen de la fresa, como neverías, juguerías y reposterías, que ahora deben ajustar precios o absorber pérdidas. En algunos locales, los helados y pasteles con fresa aumentaron entre 5 y 10 pesos por pieza.



































