En un acto de esperanza y ternura, la Policía Ambiental de Guanajuato se convirtió en el puente entre la tragedia y la vida.
En Valenciana, tras un reporte ciudadano, once pequeños tlacuaches encontraron refugio luego de que su madre fuera atropellada y no pudiera seguir cuidándolos. Gracias a esa llamada oportuna y a la prontitud de la patrulla enviada por la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC), estos bebés llegaron sanos (aunque vulnerables) al Centro de Control y Asistencia Animal (CECAA), donde una veterinaria especializada en fauna silvestre comenzó a atenderlos con la dedicación que merecen.
Ese gesto, más que una acción institucional, fue como un abrazo cálido para la naturaleza herida. Los niños que ayudaron entregándolos jugaron un papel fundamental, demostrando que la ternura y la compasión no conocen edad.
Después de su revisión y monitoreo, los diminutos tlacuaches fueron entregados al Consejo de Protección Animal, donde recibirán los cuidados necesarios durante las próximas semanas, hasta que estén listos para volver a su hogar natural.



































