La situación en el salón de cabildos de Comonfort se ha vuelto urgente: tras las lluvias intensas registradas en julio, las goteras y fugas obligaron a colocar cubetas con la esperanza de detener el avance del agua, pero el pasado 26 de agosto parte del techo cedió y los daños siguieron expandiéndose sin soluciones concretas a la vista. La caída estructural expone no solo una emergencia edilicia, sino también una falta de intervención decisiva por parte del gobierno municipal.
Este desplome es apenas la punta del iceberg: desde el 17 de julio el presidente municipal, Gilberto Zárate, comentó que ya se destinaba un recurso de un millón de pesos para atender los desperfectos. Sin embargo, hasta ahora el salón permanece cerrado y los trabajos de reparación ni siquiera han sido iniciados. No hay fecha ni plan publicado; el silencio institucional solo eleva la preocupación ciudadana.
Además, a la vista del público quedó el recurso utilizado para mantener intacta la imagen, sin abordar el problema real. Cubetas afuera y adentro como solución provisional revelan una incapacidad municipal para enfrentar el deterioro de uno de sus espacios más representativos y funcionales. La falta de comunicación clara y una agenda visible para atender el recuento estructural agrava la percepción de abandono administrativo.



































