Palabras MÁS…PALABRAS Menos
Por : Iván Juárez Popoca
SÍ USTED, COMO UN EMPLEADO MÁS, LE PROPONE AL DUEÑO DE UNA EMPRESA alguna actividad que puede mejorar a la misma en algún aspecto y su proposición suena viable, puede ser que el jefe la tome en cuenta, aunque los paradigmas que se manejan tienden a impedir cualquier innovación: “así nos funciona y pues así seguiremos.”
Otro problema, quizá el más grave, será que los segundos de a bordo lo verán a usted como una amenaza, piensan que usted quiere “quedar bien” e incluso llegar a competir por el puesto que ellos ocupan. Así que, probablemente, lo tildarán de loco, de ineficiente y harán todo lo posible —–aunque sea con cierta discreción- para que no tenga usted la oportunidad de llevar a cabo su proyecto.
Sin embargo, tal vez el que tiene el poder de decisión opta por probar la idea, sobre todo sí considera que el trabajo que usted propone no puede afectar lo que ya existe: “lo peor que puede pasar es que no funcione.”
Entonces los segundones emprenderán una campaña para que los esfuerzos que tratan de beneficiar a la empresa fracasen. Esto, aparte de que es una experiencia común, ha sido estudiado por expertos que han detectado que hay personas que prefieren que la compañía salga perjudicada, aunque ellos sean parte de ella. «“Cualquier cosa antes de que ese tipo me supere.”
Tal parece que esa actitud mediocre y destructiva es muy común en el ser humano, y más en México donde como diría el gran escritor Octavio Paz: “el éxito es algo que no se perdona.”
Inclusive podemos dar un ejemplo a nivel nacional: los enemigos de AMLO, la oposición, generalmente está tomando actitudes de boicot, de crítica destructiva y tal pareciera que desean le vaya muy mal al actual gobierno. Con hipocresía dicen que quieren que le vaya bien al presidente y a su partido, porque todos vamos en el mismo barco. Sin embargo, en la práctica parecieran desear el derrumbe de toda esperanza y, claro, esto es parte de las aspiraciones de los dirigentes de la derecha, que sueñan con volver a colgarse de la ubre de un sistema corrupto.
Creo que es útil estar muy consciente del fenómeno planteado. Muchas personas, conocedoras del problema, prefieren no proponer nada, no hacer nada…aunque tengan la capacidad de hacer: “Calladito me veo más bonito”.
Algunas personas se lanzan con entusiasmo sin prever los peligros y chocan con pared, son obstaculizados y condenados a la derrota. Este es el riesgo. Sin embargo, personas como el actual presidente de la república, se atreven y, al mismo tiempo, tienen una larga experiencia de lucha, conocen los recovecos del camino y las mañas de las serpientes. Esto es lo que les da mayor posibilidad de salir adelante. Y, pase lo que pase, sienten la satisfacción de no haber sido cobardes, de estar vivos, de luchar por un ideal. Los agoreros del fracaso no son infalibes y menos cuando el emprendedor cuenta con el apoyo de muchos. Los que no estamos en la actitud de “prefiero perder con tal de que tu pierdas” le deseamos éxito al actual mandatario.