Contrastes
Por: Altagracia Mosqueda Liceaga
Las Escuelas Normales, generadoras de profesionales al servicio de la educación, son instituciones controladas por el Estado en cuanto a sus objetivos, planes y programas de estudio, matrícula escolar, proyectos institucionales, etc.
Si el Estado controla y aprueba la formación docente, parece incongruente que sea el mismo Estado quien responsabilice a los maestros normalistas del fracaso que se vive en materia educativa en nuestro país.
La batalla mediática en contra del normalismo ha sido brutal al grado de que Aurelio Nuño, quien fuera secretario de Educación Pública en la administración de Enrique Peña Nieto, declaró: “Cualquiera puede ser maestro”. Esa frase, además de encerrar una gran ignorancia de parte de quien la emite, es una muestra del desprecio hacia una labor tan importante como ser educador, formador de la sociedad.
Las escuelas normales públicas y en especial las rurales se han convertido en el blanco perfecto del descrédito de la educación pública. La Reforma Educativa decretada por Enrique Peña Nieto aniquilaba de golpe y porrazo los derechos laborales de los trabajadores docentes, esto con la anuencia del SNTE (Sindicato Nacional de los trabajadores de la Educación), atentaba contra la educación pública y gratuita queriendo responsabilizar a los padres de familia del mantenimiento total de las instituciones a través de Escuelas al CIEN (Certificado de Infraestructura Educativa Nacional) y negaba la oportunidad de educación a las comunidades más alejadas con el programa de Escuelas Centralizadas, todo esto, repito, con la anuencia del SNTE.
Ahora, con la aprobación de la reforma a la Reforma Educativa y la aprobación de las leyes secundarias se desvanece gran parte del carácter punitivo que existía en la Reforma Educativa anterior:
- Desaparece la evaluación como sistema de permanencia.
- Desaparece el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INNE).
- Desaparece la Ley General de Profesionalización Docente y se da paso a la Ley General del Sistema para la Carrera de las Maestras y Maestros.
La organización gremial aglutinada en la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) estuvo siempre al frente debatiendo, marchando, informando, solicitando audiencias, realizando foros educativos, interactuando con padres de familia, presentando resultados educativos reales desde las comunidades y para las comunidades, planteando modelos educativos acordes a las necesidades del contexto, presentando resultados de investigaciones educativas aplicadas en sus comunidades para la adaptación a todos los contextos, trabajo, esfuerzo y exigencia del derecho laboral y educación pública. Y son señalados por los partidos neoliberales como “maestros flojos”.
Los dirigentes del SNTE se dedicaron a amenazar a los docentes que se negaban a presentar la evaluación punitiva, a hostigar a quien dudaba de las “bondades” de la reforma, a silenciar a quien alzaba la voz en contra de la reforma peñista, a señalar de mediocres a quienes no presentaron evaluación, incluso su dirigente nacional anterior, Juan Díaz de la Torre, se pronunció por dar continuidad a la Reforma Educativa; ahora, con la aprobación de las leyes secundarias se quieren colgar la medalla y el nuevo líder sindical, Alfonso Cepeda Salas, se atreve a decir: “compromiso cumplido”. ¡Oportunistas!, como de costumbre, quieren hacer creer a la sociedad y a los docentes desinformados que fueron ellos los que pugnaron por desaparecer la Reforma de Peña Nieto y que defienden los derechos laborales, cuando lo que realmente hacen es ser servir al mejor postor. Y son catalogados por los partidos neoliberales como maestros de calidad.
La profesión docente debería ser considerada “de gran calado”, su trascendencia es vital: la formación del ciudadano, el amor a la patria, la identidad nacional, el sentido de la solidaridad; todo se da en la educación inicial. Los cambios tardarán, la esperanza no desaparece.