El 10 de enero se celebra en Salamanca una tradición y festividad de antaño que perdura de una manera muy peculiar.
Se trata de la Fiesta de San Gonzalo, que se realiza en pequeño templo localizado al lado de las vías del ferrocarril de este municipio Anteriormente era capilla de un cementerio del siglo XVIII.
Según el historiador salmantino Benjamín Arredondo señala que “originalmente el populoso barrio de San Gonzalo era conocido como San Juan Chihuahua, ya que en lo que era una capilla de piedras y adobe se veneraba a Nuestra Señora de San Juan Chihuahua.
El culto a San Gonzalo no tocó Salamanca en la época virreinal, sino luego de la Independencia, originalmente la capilla fue dedicada a Santa María en su advocación de San Juan de los Lagos, tendrá su fiesta el 2 de Febrero, y una más el 16 de agosto, con eso nos queda claro que el sitio es mariano, sin embargo la tradición estableció otra fiesta grande el 10 de enero, dedicada a San Gonzalo, el santo que no lo es, pues su causa llegó a la beatificación únicamente.
Seguramente muchos oriundos saben que alrededor del cementerio se localizaban hortalizas que surtían lechugas, rábanos y zanahorias a Salamanca, de ahí, la tradición en la celebración de San Gonzalo se ofrecen estas verduras aderezadas con limón, sal y chile.
Esta mañana decenas de salmantinos católicos se congregaron en el templo para pedirle al beato Gonzalo que les regale gracias, su intercesión y muchos milagros como la recuperación de la salud, un buen trabajo y por supuesto paz y tranquilidad.
Como dato peculiar, esta festividad tiene la característica que los fieles bailan, mientras hacen oración pues son ellos mismos quienes cuentan que el santo era una persona bastante alegre y amaba la alabanza, la música y el baile.
En una de sus investigaciones Benjamín Arredondo cuenta que San Gonzalo nació en la pequeña población de Tagilde, Portugal, en 1186. Como venía de familias acomodadas tuvo la oportunidad de ser educado por un sacerdote, el cual, le inculcó una gran devoción, misma que le creó una fuerte idea a visitar Roma pues tenía la intención de estar cerca de las reliquias de San Pedro y San Pablo, luego de lograrlo continuó su peregrinaje a la tierra santa, más adelante tomó los hábitos y entró en la orden de los predicadores de Santo Domingo. Tiempo después es asignado al monasterio de Amarante, población al sur de su lugar de origen y cercana a Oporto.
Inserto 1
Cuenta la leyenda que en el siglo XIII, la escasa población padecía mortandad elevada por las precarias condiciones de higiene que existían y Gonzalo de Amarante conminaba a los jóvenes a casarse y tener hijos, primero hacía una misa dominical y después reuniones con baile para que los más jóvenes se conocieran y finalmente formaran un matrimonio, eso propiciaba la creación de nuevas familias y por su puesto el incremento en la población.
San Gonzalo tomó fama se un buen cupido, como lo llamaríamos ahora, o un buen casamentero de aquella época, murió en 1260 siendo un sacerdote alegre que amaba a la población, hoy en Salamanca lo recuerdan con devoción.
Inserto 2
Hoy, hemos sido testigos de que esta añeja tradición continúa a pesar de que han pasado varios siglos y muchos años, curiosamente los fieles siguen danzando, aún sin música se mueven como péndulos ante la imagen de un santo que le ha dado identidad a Salamanca desde hace siglos, se dice que el beato Gonzalo era una persona bastante alegre y amaba la alabanza, la música y el baile.
Pero… ¿cuál era la razón por la cual se le bailaba al santo? Se dice que san Gonzalo estaba haciendo milagros a través de un baile comunal organizado por un sacristán indígena. El hecho escandaliza tanto que la Santa Inquisición que deciden abrir una investigación para decidir si el asunto era o no herejía.