13/03/2020
Si de tradiciones se trata, Salamanca trasciende, principalmente si se vinculan con cuestiones religiosas. Aprovechando que estamos a pocos días de comenzar las vacaciones de primavera o de Semana Santa, presentamos este especial de los monumentos de estas fechas en nuestro bello municipio.
Por: Benjamín Arredondo
La Visita de las Siete Casas muchos la hacen sólo por tradición, otros por las ideas religiosas y por seguir los preceptos, unos más porque se van a dar «la vuelta» al centro en estos días que antes eran de reflexión y ahora son de vacaciones.
A mí nadie me explicó nada pues soy de la generación que las cosas se hacían por obligación, sin explicación previa y como los tiempos han cambiado (por fortuna) ahora podemos recurrir a medios electrónicos para entender que es eso del «Monumento» de la Semana Santa. Aprovechando para hacer otra visita a otras Siete Casas, esta vez la zona centro de la ciudad, veamos de qué se trata.
Este es el Monumento en el templo de Jesús Nazareno que conocemos mejor como Las Tres Caídas. Leo en Wikipedia: «Se llama monumento de Semana Santa a la capilla o altar donde se reserva la hostia consagrada, desde el Jueves al Viernes Santo. La tradición pudo tener origen de la antigua disciplina eclesiástica según la cual muchos días y en especial los viernes, no se consagraba y entonces se solían reservar en un lugar a propósito hostias consagradas en los días anteriores, ya para Viático de los enfermos, ya para comulgar el sacerdote en dichos días. Por esto el Jueves consagra el celebrante dos hostias de las cuales consume una y otra se lleva en procesión solemne y se reserva en el Monumento hasta el día siguiente Viernes en el que no se consagra y por cuya razón se llama aquella misa, de Presantificados, es decir, de objetos santificados anteriormente».
Este es el Monumento de la Parroquia del Sagrado Corazón de Jesús. «Además, la ceremonia de depositar el Cuerpo del Señor con la solemnidad que ahora se practica sirve para mover a los fieles a considerar las angustias y trabajos que padeció del Jueves al Viernes. Simboliza también el tiempo que Jesucristo estuvo en el sepulcro, etc. No hay memoria de que en la Iglesia goda se hiciesen Monumentos como ahora. Antes bien algunos habían introducido la costumbre de tener las iglesias cerradas todo el Viernes Santo, como que para este día no había oficios especiales por cuyo motivo mandó el Concilio Toledano IV que lo ocupasen los obispos y curas en predicar la Pasión del Señor y en disponer a los fieles para la Comunión pascual.»
El monumento en la capilla de Nuestra Señora de San Juan, mejor conocida como San Gonzalo. «El llamado Monumento por antonomasia, que damos al sepulcro del Señor, se dispone ahora de antemano en una capilla lateral del templo o en una capilla ubicada fuera del templo pero cercana a este, sin que pueda entonces celebrarse en él la misa del Jueves, ni la solemne liturgia del Viernes, ni tampoco el Oficio de tinieblas. Debe tener un altar sobre el cual se ha dispuesto sagrario vacío, que reciba en su interior los copones con las formas consagradas en la Misa en la Cena del Señor. Si el sagrario habitual está ubicado en una capilla lateral fuera del presbiterio, puede usarse ese mismo sagrario para monumento con tal que al inicio de la Misa de la Cena del Señor esté vacío y abierto, y que reciba las hostias que han sido consagradas exclusivamente en la Misa del Jueves Santo».
El monumento en el templo de la Divina Providencia, que conocemos mejor como Parroquia Antigua. «Puede adornarse el Monumento con todo el aparato festivo, colgaduras, frontal blanco, flores y un competente número de velas blancas las cuales no pueden ser menos de doce, según lo dispuesto por Benedicto XIV. Debe tenerse presente que en él no han de ponerse paños negros, ni trofeos de la pasión, ni tampoco reliquias, ni imágenes de santos. En lo interior del Monumento habrá un pequeño altar sin Cruz, con seis velas, frontal blanco, manteles y corporales y sobre o detrás de él una arquilla o urna (generalmente en forma de sagrario) con otro corporal. Tendrá ésta una portezuela sólida como la de un sagrario. La llave de la referida urna, una vez reservado el Cuerpo del Señor debe conservarla y llevarla el celebrante de los oficios del Jueves y Viernes Santo; estando prohibido que por ningún título ni pretexto se dé a guardar dicha llave a otra persona, por encumbrada que sea. Ha de evitarse nombrar a la urna o arquilla como «sepulcro» ni que tenga forma de tal».
En el Santuario del Señor del Hospital no había precisamente un monumento, dado que es tradición conmemorar al Cristo Negro el Martes Santo y el Jueves Santo es día de la llegada de varias peregrinaciones.
El Monumento en el templo Expiatorio.
En el templo de San Agustín, el monumento ya no estaba, pues el día que capturé la imagen, los preparativos para la Procesión del Silencio habían comenzado ya.
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