Salamanca, Gto. En 1996 las Naciones Unidas recomendaron que cada país en forma individual debiera desarrollar planes y políticas de prevención de suicidio. Para el 2004 la Organización Mundial de la Salud –OMS- reconoce que el suicidio constituye un problema de salud pública muy importante y en gran medida prevenible.
El suicidio provoca casi la mitad de todas las muertes violenta en el mundo más que la suma de homicidios y guerras. Representa una mortalidad anula a nivel mundial de 14.5 por cada 100.000 habitantes. En otras palabras hay una muerte provocada cada 40 segundos en el mundo.
A escala global, el suicidio representa el 1.4% de la carga mundial de morbilidad, se calcula también, que por cada muerte, atribuible a esa causa, se produce entre 10 y 20 intentos fallidos de suicidio, que se traducen en lesiones, hospitalizaciones y traumas emocionales y mentales.
Entre los países que informan sobre la incidencia de suicidios, las tasas más altas se dan en Europa del este, y las más bajas en América latina. Si bien México no tiene las tasas más altas a nivel mundial cuenta con índices de crecimiento más grande a nivel mundial.
El comportamiento suicida viene determinado por un gran número de causas complejas, tales como la pobreza, el desempleo, la perdida de seres queridos, una discusión, la ruptura de relaciones y problemas jurídicos o laborales.
Los antecedentes familiares de suicidio, así como el abuso de alcohol y estupefacientes, los maltratos en la infancia, el aislamiento social y determinados trastornos mentales, como la depresión y la esquizofrenia, las enfermedades orgánicas y el dolor incapacitante también pueden incrementar el riesgo de suicidio.
Es interesante tener en cuenta que el factor de riesgo más importante en los países con altos ingresos económicos son los desórdenes del afecto como la depresión, mientras que la falta de control de impulsos fue el factor de riesgo que influye más en las clases sociales medias y bajas. La falta de interacción social aumenta el riesgo de suicidio, sobre los adultos y adultos mayores.
Entre los factores de protección cabe citar una alta autoestima y contar con relaciones sociales ricas, sobre todo con los familiares y amigos, el apoyo social, una relación estable de pareja y creencias religiosas o espirituales.
La pronta identificación y el tratamiento adecuado de los trastornos mentales son una importante estrategia preventiva. La formación del personal de atención primaria en la identificación y el tratamiento de las personas con trastornos del estado de ánimo puede hacer disminuir los suicidios entre los grupos de riesgo.
Se debe pedir orientación y apoyo en diversas instituciones públicas, ya que identificar a tiempo factores que inciten a auto lastimarse pueden ser importantes para evitar y prevenir este tipo de situaciones lacerantes para la sociedad.
Detectemos signos de alarma para buscar ayuda de forma oportuna!! Línea de atención gratuita: 01 800 29 000 24.
SIGNOS DE ALARMA:
a) Amenazan con dañarse o matarse.
b) Buscan medios para suicidarse o hablan de un plan de suicidio.
c) Hablan o escriben sobre la muerte, el morirse o el suicidio (sobre todo cuando esto no era propio de la persona o era muy raro).
d) Se involucran en conductas que implican un riesgo innecesario o que son irresponsables.
e) Expresan sentimientos de estar atrapado, de no ver una salida o que ya no van a causar problemas o dejarán de ser una carga.
f) Inician o incrementan el uso de alcohol u otras drogas.
g) Se retiran o evitan el contacto con amigos, familias o su entorno.
h) Cambios dramáticos o repentinos en el humor, tales como sentimientos de alegría tras un largo período de tristeza o depresión. Calma repentina.
i) Se desprenden de sus posesiones o se despiden de su familia y amigos.