Cuenta José Rojas Garcidueñas en su libro Salamanca “Recuerdos de mi tierra guanajuatense” que el padre de la patria Miguel Hidalgo y Costilla pisó esta tierra salmantina, fue en el vastísimo atrio o amplia plaza enfrente del convento de San Agustín, hoy la plaza cívica Miguel Hidalgo, donde una muchedumbre escuchó al Cura Hidalgo quien habló desde un balcón de la casa situada en la esquina de las calles que se llaman Juárez y Vasco de Quiroga; hoy a primera vista parece absurda porque ese balcón da a una calle, la de Juárez, pero en 1810 no existía la manzana de enfrente; esa casa era propiedad en aquel entonces del padre fray Agustín Salvador Perea, prior agustino amigo de don Miguel Hidalgo, entonces lo alojó en esa casa y le permitió arengar la multitud.
El cura Hidalgo llegó a Salamanca el 24 de septiembre en la mañana y estuvo aquí ese día y el 25 de septiembre de 1810, el 26 por la mañana salió de Salamanca y luego a Irapuato, seguramente parte de sus tropas ya estaban poco antes en esa población, se dice que desde el día anterior.
Rojas Garcidueñas escribió que no se conoce qué fue exactamente lo que dijo Miguel Hidalgo en aquella reunión en Salamanca, pero se menciona que el cura Hidalgo habló para los feligreses de manera sencilla y clara ilación: explicó que este movimiento y el llamado que hacía y encabezaba era para quitar el poder a los gachupines y poner por autoridades a gente del país, que el rey don Fernando el mal gobierno español lo había entregado a Napoleón, pero que aquí queríamos que viniera y que gobernara con nuestra gente, que se trataba de evitar que la plata de Guanajuato y de todas las minas se la continuaran llevando los gachupines a España porque era cosa de nosotros, de todos y decía comúnmente en sus discursos que debían quedarse aquí las riquezas de nuestro reino, de ahora nuestro México.
Hidalgo también externó en Salamanca que deberían quitar las haciendas que tenían los españoles y anhelaba que ellos se regresasen a España, cada quién lo de su patria.
En los días que el cura Hidalgo visitó Salamanca, mientras hacía partidarios, recibía y hablaba con muchísima gente, sus capitanes reunían cuerpos de milicia y todos procuraban organizarlos y armarlos
Se dice que en esta fecha arribaron las Fuerzas de la Insurgencia que el cura Hidalgo estuvo en nuestro municipio en tiempos de la Guerra de independencia y ahí se hace referencia a lo que ocurrió en Salamanca de 1810 hasta 1821.
Ante la multitud allí aglutinada habló don Miguel Hidalgo, desde el balcón. Destacan de entre la multitud se encontraba Tomasa Esteves y Salas junto con los tres salmantinos Andrés Delgado «El Giro» (quien apenas tenía 18 años cuando se presentó ante el cura Hidalgo), Albino García y el Padre Rafael Garcilita, quienes eran comisionados y conformaron el primer frente insurgente, para que como jefes guerrilleros revolucionaran por distintas partes del país, con la venia del cura Hidalgo.
Lo que sucedió el domingo 16 de septiembre de 1810 debió haberse sabido muy pronto en Salamanca, menciona el texto y por ello de aquí surgieron héroes de la Independencia que ahora debemos recordar con orgullo; cada uno de ellos pasa a la microhistoria regional con uno de sus apodos, La Friné, El Manco y El Giro.
Y estos hombres resuenan en este municipio cuando aquel día el propio Miguel Hidalgo y Costilla invitó a los salmantinos a gritar: «El indulto es para los criminales, no para los defensores de la patria».