Un infarto ocurre cuando existe necrosis –muerte de las células– de un órgano o parte del mismo, provocado por la falta de aporte sanguíneo y, por lo tanto, falta de oxígeno.

Se llama infarto al miocardio porque ocurre en el músculo cardíaco y es provocado cuando un coágulo bloquea una arteria coronaria.

En muchas ocasiones, el coágulo se forma en una arteria coronaria previamente estrechada por la acumulación de colesterol y otros depósitos grasos, llamados placa ateroesclerótica, que puede desprenderse, desplazarse hasta los vasos sanguíneos y bloquear el flujo de sangre.

El dolor torácico es el síntoma más común del infarto al miocardio y es descrito como una sensación opresiva e intensa en el pecho que puede extenderse al estómago, brazos, espalda, mandíbula o cuello. Además de este síntoma puede presentarse debilidad, sudoración, náuseas o vómitos.

En cuanto se presenta alguno de estos síntomas es necesario acudir al hospital para recibir ayuda urgente, lo que hace la diferencia entre la vida y la muerte.

De acuerdo con los especialistas del sector salud, los estilos de vida saludables son fundamentales para evitar un infarto al miocardio, por eso recomiendan:

  • Consumir una dieta sana y equilibrada. Es fundamental para la salud del corazón y del sistema vascular; es necesario el consumo de fibra (frutas, vegetales y cereales integrales), carnes magras, pescado, legumbres además de baja ingesta de sal y azúcar.
  • Realizar actividad física. Al menos 30 minutos diarios de actividad física contribuyen a la salud del sistema cardiovascular.
  • Evitar el consumo de tabaco.
Fuentes:
http://www.nlm.nih.gov/medlineplus/spanish/ency/article/000195.htm
http://www.who.int/features/qa/27/es/
http://www.who.int/cardiovascular_diseases/resources/cvd_report_es.pdf?ua=1