02/07/2021
Reza el dicho que «no hay plazo que no se cumpla», más verdad no puede existir. Todos llegaremos con la puntualidad requerida a esa cita con el final de la vida, solo que, sin ser dramáticos y no refiriéndonos a la muerte, sino, todo lo contrario, a la vida, ese plazo ansiado, esa idea que tengo acariciada desde hace varios años, finalmente se vuelve realidad: llegar hasta Dos Ríos, en el norte del Municipio de Salamanca. El impacto fue grande, estar en un sitio que difícilmente podemos concebir en nuestras vidas actuales, en donde lo que reina es la paz, la armonía, el aire fresco, el agua limpia y una avasalladora tranquilidad.
La idea la tenía tan acariciada que hasta un viaje virtual había ya hecho por ese rumbo, ayudado de la tecnología que tenemos a la mano, enfrente de nosotros: una computadora y el sitio web de Google Maps con la aplicación de Street Finder. El resultado del viaje virtual, por un lado, fue el de averiguar cabalmente el tan ansiado recorrido, medir distancias y condiciones del camino, lo puedes ver aquí.
La suerte fue grande, pues, contrario a otros años, éste final de primavera, principio de verano, las lluvias por la región han sido intensas, consecuentemente la abundancia de verde está por todos lados. Enfilamos por la prolongación de la calle Cazadora, que fuera en su momento el camino real, digamos que, la vía corta para Guanajuato. Pasamos por lo que era la Congregación de Cárdenas, actualmente tiene la categoría de comunidad, con ese nombre genérico que refiere a todos los asentamientos rurales, al parecer ya no existe ni rancho, ni ejido, ni congregación, simplemente hay comunidades. Pasamos por lo que fuera la Hacienda de Cruces y su desprendimiento la del Fuerte.
Llegamos a la primera bifurcación del camino: a la izquierda sigue el camino para Temascatío, a la derecha a la ex Hacienda de Mendoza, para allá continuamos. Vimos los vestigios de la Hacienda, su arcada que fuera, según me contaron alguna vez, usada como escuela, pues aun podemos ver rastros de las anotaciones que el profesor hacía directamente en la pared. Vimos la ya muy deteriorada y dividida «casa grande», continuamos el camino rumbo norte para una excepcional escala: en la Presa de Mendoza, la cual resplandece en verdes y azules.
La carretera está en buenas condiciones, no hace mucho que fue reencarpetada, el tránsito de vehículos es más bien poco y el panorama espectacular. Me sirvió de mucho haber leído la parte hidrográfica de la Geografía de Pedro González.
«… en los lugares ya nombrados de la sierra de Codornices, en Cañada de Ortega, confluye el río de Dos Ríos en el de Temascatío, aquél nace en las Mesas de Acosta y éste en Potrerillos, San José de los Allendes, Manantiales y presa del Mesteño. En Temascatío está la toma para la presa de esa finca y en ella se junta el arroyo de las presas de Mendoza y de El Zapote…» Don Pedro González, conocedor al detalle de la región afirma que «Salamanca e Irapuato tendrían abundante agua potable para el uso de ambas poblaciones si se le llevara entubada desde Temascatío, pues sobre la buena calidad del líquido y su abundancia, la altura es sin disputa dominante«. (1) Claro es que eso ocurría en 1900, en la actualidad el Temascatío es uno de los tributarios del Lerma más contaminados que existen.
Retomamos el camino, siempre en dirección norte, a pocos kilómetros de la Presa de Mendoza vemos otra más, la del Zapote, la zona más norteña del emporio de haciendas que fueran propiedad de don Jesús Covarrubias al finalizar el siglo XIX y comenzar el XX, allí la comunidad ya tiene otro nombre, y se conoce como El Huaricho. Me comentan que un huaricho es un insecto una especie de hormiga, pero un poco más grande, es comestible. «El huaricho es un insecto volador, una especie de avispa, que produce una miel de un sabor muy agradable. Se consumen principalmente las larvas y su mejor temporada es en los meses de marzo y abril«. (Rutas Gastronómicas).
En el Huaricho hay una capilla, creo está dedicada a la virgen de Guadalupe, alguien me dijo que hay una más en El Estanco, que se ubica unos kilómetros más adelante, y que esa está dedicada al Divino Niño, pero el dato no pude corroborarlo.
El nombre de Estanco es bastante emblemático, me da la impresión de que era una referencia que hubo durante los varios siglos del Virreinato pues en ese entonces los Estancos eran considerados como los productos controlados por la Corona española, en los que se incluían, entre otros, los Naipes, el Tabaco y el Pulque. Ni que decir del Azoge, la Plata, el Pólvora. En consecuencia me da la idea de que por ahí, siendo el camino corto para Guanajuato, había un punto de control, sea que de la plata que venía de Guanajuato que del Pulque que se enviaba para el real de minas. El caso está que ese nombre persiste. Y justo un par de kilómetros más al norte es cuando llegamos a otro sitio espectacular: Cañada de Ortega.
La presa del Zapote en El Huaricho, antes llamado Zapote de Covarrubias.
Observa con atención la cortina de la presa. Creo necesario hacer un estudio más a fondo sobre la arquitectura hidráulica que se desarrolló en el Bajío, específicamente en Salamanca, de ello he avanzado ya un poco, lo puedes ver aquí.
Esta es la capilla en Zapote de Covarrubias, ahora llamado El Huaricho.
El Santuario en Cañada de Ortega. Sitio importantísimo en el cual, al comenzar el siglo XX, era vicaría, la más norteña del municipio que concentraba a todas las comunidades de la región, además, dice don Pedro González: «al Juzgado del Registro Civil pertenecen las agencias de Pueblonuevo y Cañada de Ortega, las tres subordinadas a la Inspección de Guanajuato«. La tercera se refería a la de Salamanca. (2)
Continuamos rumbo norte, cruzamos el rancho del Caracol, sitio en el que termina en pavimento, allí llegamos justo a donde está la Telesecundaria y doblamos a la izquierda, ese es el camino que conduce a Dos Ríos, un poco más adelante vemos esta sorprendente construcción. Observa con atención los dos pilares de la derecha, de, al menos una docena de metros de altura ¿qué habrá sido allí? Definitivamente tendré que volver para averiguar cuál fue su función.
A medida que avanzamos más al norte, vamos encontrando más y más líquenes….
El camino de terracería para Dos Ríos…
Allí está, esa cañada es la de Dos Ríos…
Nota: este es el artículo (post) número 2000 en El Bable.
Fuentes:
1.- González, Pedro. Geografía local del Estado de Guanajuato. Editorial La Rana. Guanajuato, 2000. p.280.
2.- Ibid. p.284
De Benjamín Arredondo
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