El Lobo dorado hizo de las suyas en el Kraken. Camilo Sanvezzo con un doblete le dio la voltereta al marcador y los sinaloenses, sorpresivamente, durmieron como los líderes.
Los hidalguenses trataron de imponer condiciones de inmediato en la Perla del Pacífico. La ofensiva de lujo que presentaron los Tuzos intimidó a los mazatlecos.
Ismael Sosa, hurtado e Ibañez se juntaron de forma perfecta. El conjunto local aguantó como pudo. El buen ánimo quiso salir a flote, pero el potencial de su rival los condenó.
Hurtado fue el primero que quiso incomodar. El colombiano hizo una estupenda mancuerna con el Chuco, pero Bryan Colula salvó su meta.
Si Pachuca no marcó fue de auténtico milagro y por oportunas intervenciones de los defensores cañoneros. Néstor Vidrio y Nicolás Díaz custodiaron su área de la mejor forma.
Mazatlán sufrió. La verticalidad de la visita fue mucha y tarde o temprano habría un error. Era cuestión de tiempo y sucedió.
Un largo trazo de Yairo Moreno, que parecía de simple trámite, botó de más, Jesús Zavala no lo midió bien y Nico Ibáñez lo aprovechó. Con gran facilidad y una finta magistral, el atacante argentino se estrenó con el conjunto de la Bella Airosa. Nicolás Vikonis no pudo hacer nada.
Los Tuzos manejaron el marcador y las acciones en su totalidad, pero bajaron de revoluciones de manera drástica y lo pagaron caro. Los pupilos de Beñat San José se dieron cuenta y fueron con todas sus armas por el empate.
Brian Rubio avisó, sin embargo, el portero Carlos Moreno le cerró el ángulo de disparo y frustró el festejo. En la segunda pasó lo inevitable. Otro regalo defensivo, ahora de Gustavo Cabral, abrió el cerrojo y Camilo Sanvezzo, con toda su jerarquía, puso el tanto para los morados.
El complemento fue para el olvido. El calor en Sinaloa y el cansancio pegó en los jugadores. Con un ritmo lento, los Tuzos no recuperaron la peligrosidad y los mazatlecos, aunque adelantaron líneas, no preocuparon al portero visitante. Ni los cuantiosos cambios lograron cambiar algo. Las equivocaciones siguieron, pero la brillantez la puso Giovanni Oliveira. El brasileño realizó un caño y Miguel Tapias lo derribó en el área. El penalti lo falló Sanvezzo, pero la fortuna le sonrió y el Lobo dorado le dio la voltereta.