Cientos de extorsiones provienen de los penales de la República, para prueba, bastan los más de mil celulares decomisados en el penal de Puebla.
Mil 50 celulares fueron decomisados dentro del penal de San Miguel en Puebla, durante un operativo sorpresa que realizó la madrugada de este miércoles, la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) como parte de las acciones de “limpia” del reclusorio, tras la crisis que se generó por el hallazgo de un bebé sin vida en un bote de basura.
La dependencia encabezada por Daniel Iván Cruz Luna informó que la revisión se llevó a cabo dentro de un local utilizado para la venta de alimentos en el penal, donde se identificó que un preso resguardaba los teléfonos, los rentaba por día, por horas o hasta los vendía.
Los artículos localizados fueron los siguientes:
- mil 50 móviles
- 83 chips para teléfono celular
- siete repetidores de wifi
- una contadora de billetes
- 13 pilas para celulares
- 20 memorias USB
- dos bolsas de carcasas de celular
- cinco bolsas de cables cargadores y audífonos inalámbricos
- una bolsa de pilas para recargas teléfonos
El gobernador de Puebla, Miguel Barbosa Huerta explicó que los teléfonos pertenecían a los reclusos que querían el control del reclusorio, los utilizaban para rentarlos al resto de los privados de su libertad y era una forma de comunicarse, pues algunos los tenían de manera permanente.
“En un operativo definido por los datos de inteligencia, se ubicó el lugar donde reclusos guardaban cosas introducidas ilegalmente, de cuando, la crisis de Tadeo que grupos de personas privadas de su libertad querían tener el control del reclusorio”, dijo Barbosa.
Indicó que todos los celulares serán entregados al Ministerio Público para que se inicie una investigación y se realice un análisis forense a cada celular para obtener mayor información sobre su uso.
Destacó que la SSP está desarrollando diferentes acciones de inteligencia para limpiar el reclusorio de los actos de corrupción y delincuencia; sin embargo, dijo que no podía mencionarlas porque forman parte de la secrecía.
Fuente: Vanguardia