Por: Oscar Alzaga*
«Ninguna reforma tiene la capacidad de alcanzar sus fines por sí sola. Para definir el alcance de los derechos, y dotar el texto constitucional de toda su fuerza y eficacia, es indispensable la labor interpretativa de un tribunal constitucional».
Arturo Zaldívar. 10 años de derechos. Una visión de la justicia. 2022
Lo que inició en este gobierno como una reforma laboral prometedora -al menos en materia de la libertad sindical–, que no en la estabilidad en el empleo, ni en contra del outsourcing ni sobreotras reformas regresivas neoliberales de 2012, a la mitad del sexenio, de 2019 a 2022, se ve como una frustración para sus autores (Arturo Alcalde y equipo), respecto a la puesta en marchade la libertad sindical (LS), pues careció de autoridad, de aparato de justicia, de difusión y propaganda sobre la reforma y de cómo impulsar la LS, para materializar el proyecto. Ahora, para ocultar esas funciones –de contar con una autoridad con fuerza,impartición de justicia, difusión y propaganda-, se echa la culpa al movimiento obrero, que “no aprovecha la reforma laboral para promover la LS, que se puso en sus manos”. La impartición y administración de la justicia y exigir que la sociedad cumpla la ley ¿a quién le toca, a las autoridades o a los trabajadores? A ambos, pero en trincheras distintas.
Desde luego, nadie puede ignorar el brutal retroceso que impuso el neoliberalismo en los hechos a la LS, con el desmantelamiento y venta de los contratos colectivos, con la caída de la tasa de sindicalización nacional, el cáncer llamado outsourcing, la pérdida de la estabilidad del empleo y la pérdida de los salarios caídos justos, la deformación y degradación del aparato de justicia (las juntas de Conciliación y Arbitraje y del poder judicial en todos los niveles). Con la muy activa participación empresarial en todos esos rubros, de 1982 a 2018.
Lo que no acabó por decreto, ni el cambio de gobierno, ha seguido, sobre todo porque el control visible de los sindicatos pasó del gobierno, el PRI y los charros a las manos -antes ocultas- de los empresarios, ahora a la vista y al frente de ellos: el PAN, PRI, PRD (ex partidos), CTM, CROC y los sindicatos nacionales (ex centrales y ex sindicatos, ahora súbditos de empresarios).
Muchos militantes de izquierda y de Morena, alejados de los trabajadores, desconocen que los mejores contratos colectivos de grandes sindicatos en esos 36 años fueron despojados de sus mejores prestaciones, como la jubilación, la bilateralidad pactada y otros derechos; desconocen que a la seguridad social, la vivienda y la educación les redujeron sus presupuestos al extremo y que los fondos de pensiones pasaron a la banca, gran beneficiada del ahorro nacional laboral.
Los 36 años neoliberales y su herencia no son fáciles deremontar, menos cuando se aplica la reforma laboral con debilidad, como en General Motors donde el dirigente charro suspendió lavotación dos veces, sin que hubiera autoridad que lo hiciera respetar la ley. O como ocurrió en le elección petrolera, que dejó el terreno libre a los charros para ejercer presión, manejar el procedimiento electoral y el voto electrónico, etc., para imponer susoberana voluntad, dejando “la cancha, las reglas, el balón y el árbitro” a favor de los charros. ¿Qué pasó con el informe de los 400 inspectores que vigilaron la elección? ¿Por qué se oculta?¿Quién vigiló que el voto electrónico fuera secreto? Si la Constitución y la Ley Laboral dicen que el voto debe ser libre, directo y secreto, ¿por qué hacerlo electrónico? Peor aun, si un mes antes la elección en las 36 secciones petroleras fue con votolibre, directo y secreto ¿Qué justifica el voto electrónico?
La mayoría de los sindicatos que luchan por ser independientes y por lograr el voto libre y secreto, se quejan deque la Junta Federal y la Secretaría del Trabajo no se apegan a la Justicia Laboral y obstaculizan el acceso a la LS. Lo mismo que lascúpulas de instituciones y dependencias de gobiernos, donde los sindicatos nuevos que se forman aún sean minoría frente a los de mayoría charra, son discriminados y no les cubrenproporcionalmente las cuotas y prestaciones de sus representados, en contra de la Ley y la nueva jurisprudencia. Siendo las dependencia federales y estatales las que apoyan el viejo sindicalismo aún mayoritario.
Mientras que, por otro lado, en la CTM, CROC y otras centrales, igual que sindicatos nacionales charros, siguen con los viejos modelos de contratos colectivos, estatutos y prácticas de elección: antidemocráticos y pactados a espaldas de los trabajadores. Han sido la misma STPS y el Centro Federal de Conciliación los que han declarado que ni el 5% de los estatutos y contratos colectivos han sido actualizados, conforme a la Ley Federal del Trabajo de 2019.
¿Hace cuánto tiempo que la CTM no realiza elecciones democráticas? Antes de 2019, nunca, por voto secreto, libre y directo. Y sigue igual del 1 de mayo de 2019 hasta hoy: no ha realizado ninguna elección democrática, tampoco ha reformado sus estatutos, ni han modificado los contratos colectivos de protección patronal. El 26 de marzo de 2021 la Suprema Corte de Justicia de la Nación negó 600 amparos de la CTM, CROC y otros sindicatos, contra la reforma laboral de 2019, todos se fueron al cesto de la basura; menos 12 amparos, que sirvieron a la Suprema para emitir 12 jurisprudencias a favor de la libertad sindical. Pero eso no cambió nada porque no las aplican.
Una novedad ahora es apoyar a la STPS en las negociaciones colectivas difíciles y trasladarlas a la secretaría de Gobernación, llevando la dirección ésta, desde que estaba Olga Sánchez Cordero y ahora con Adán Augusto López, por la notable incapacidad de la STPS y su dirección para atender asuntos difíciles, como la mina de Cosalá, la Mina de Cananea, etc. Eso,nunca se había visto antes, que la STPS tuviera que ser apoyada en las negociaciones.
Curiosamente la STPS se ha opuesto a otras reformas laborales como la del outsourcing o los salarios caídos que intentó el Senado, apoyando a la patronal y a Ricardo Monreal. En el caso del outsourcing tuvo el presidente AMLO que hacer suya la reforma, para que la STPS también la aceptara. Entre la reforma del outsourcing y la de libertad sindical hay notables diferencias, en la primera hay 6 autoridades que vigilan su cumplimiento (SAT, fiscalía financiera, IMSS, Infonavit y STPS) y cuando menos 3.5 millones de trabajadores dejaron el esquema ilegal y el trabajo eventual para pasar la legalidad y al derecho de estabilidad en el empleo o a la planta en menos de 6 meses. En cambio, la reforma laboral no se ha aplicado, ni con el apoyo del T-MEC, salvo en una minoría de sindicatos.
Tenemos que repetir que la Junta Federal ha permanecido intacta, igual que con Peña Nieto, tan corrupta como con Navarrete Prida y como apoyo fundamental de la patronal, siendo hasta ahora y el final del presente sexenio, el principal tribunal de (in)justicia laboral del país. A su presidenta la eligió Arturo Alcalde, ya que ni su hija ni AMLO la conocían. Por otra parte, la Constitución y la nueva LFT dotan al Centro Federal de Conciliación de autonomía e independencia, pero en los hechos lodirige Alcalde (quien se desempeña como juez y parte en el mundo sindical), cada vez más con posturas muy cercanas a la patronal, como ocurre con los conflictos mineros, Pemex y GM.
En el “Plan de Justicia de Cananea” de noviembre de 2021,con el gabinete y AMLO presentes, el discurso de la secretaria de Trabajo llenó de elogios a Germán Larrea y sentó a su representante al lado de AMLO, en cambio dejó fuera de sudiscurso a la huelga de 14 años, a los mineros de Cananea y a su dirigente. Como botón de muestra, en cambio, al abogado de Grupo México, de Larrea, el Lic. Gary Pérez, ex secretario general de la Junta Federal, lo atienden mejor que a nadie en la Junta Federal actual, ajena a la 4T.
Es evidente que en los tres poderes de este sexenio hay varias posturas e intereses, en sus principales representantes, pero predominan dos: la postura e intereses que representa AMLO y su equipo –hoy hegemónico–, y la de aquellos que apoyan a los empresarios de modo oculto o abierto, sobre todo a la oligarquía;igual en Morena, además del individualismo que caracteriza a muchos. En el poder judicial es más reciente el cambio y el apoyo a AMLO, en particular por Arturo Zaldívar.
Sin embargo, en esta segunda mitad del sexenio apunta más interés y participación de las y los trabajadores del país, siendo notoria la decadencia de la CTM, que hoy son los patrones su principal apoyo, ya que el PRI está peor que nunca. Se dan varios casos que en su seno se intenten, por los mismos trabajadores, el cambio y un nuevo tipo de sindicalismo: independiente de los patrones, gobierno y partidos; democrático y auténtico, definido a favor de los trabajadores y sus intereses. El tema central de AMLO de dejar atrás el neoliberalismo, la corrupción y los privilegios de la oligarquía y empresarios más poderosos, anima también a las y los trabajadores al cambio, a organizarse y a luchar por sus derechos y sus necesidades.
Además, porque en materia salarial y de empleo el país sigue con rezago, si bien es cierto que los salarios mínimos han subido considerablemente por AMLO, no ocurre igual con los salarios contractuales anuales, donde predominan los topes salariales (con excepción de los mineros de Gómez Urrutia), como antes. Esos dos factores son motivo de descontento en el mundo laboral.
En la historia nacional han sido los grandes sindicatos industriales (no las centrales, salvo en pocos años), los que han librado las luchas más importantes, las que más han trascendido en beneficios concretos para las y los trabajadores: en salarios, seguridad social, salud, prestaciones y poderosos contratos colectivos; en lograr mayor fuerza sindical, independencia, unidad interna y solidaridad nacional e internacional. No solo con triunfos sindicales, también con derrotas cuando éstas se saben superar, como ocurrió con las luchas mineras de 1906, textiles de 1907 y ferroviarias en 1908 precursoras de la Revolución de 1910 y la Constitución de 1917. O las derrotas de los ferroviarios de 1926 y 1927, que los llevan al triunfo en 1933, al constituir el Sindicato Nacional Ferrocarrilero, en su tiempo el más grande del país, el mismo que apoyó la organización nacional de los mineros en 1934, de los petroleros en 1935, y otros.
Entre los grandes triunfos sindicales destacan, durante el ascenso de Madero a la presidencia en 1911 y 12, el surgimiento increíble de sindicatos en todo el país, como el SME en 1914, en un nuevo clima de libertades, inexistentes en la dictadura porfirista.En 1933, junto con el surgimiento de los sindicatos nacionales, se abre el debate por la educación socialista, la crisis en la CROM que precipita su decadencia (desde 1928), el Plan Sexenal y la campaña de Lázaro Cárdenas a la presidencia, el triunfo de ésta y su apoyo a las luchas obreras y a su organización lleva a 4 años de grandes huelgas, las más importantes de la historia del siglo XX, en cantidad y calidad, que hacen crecer la sindicalización del país de 300 mil trabajadores a 900 mil en 6 años; forjará los mejores contratos colectivos y las luchas obreras serán un apoyo fundamental para la reforma agraria, para la expropiación petrolera, para la alfabetización nacional, para crear las dos industrias nacionales más importantes del país: Pemex y CFE,entre otros logros cardenistas.
En cambio, los mejores momentos de las centrales fueron efímeros: la CROM que surge en 1918, la CGT (Confederación General de Trabajadores) de 1921 y la CTM en 1936, a los pocos años de iniciar se subordinan a los gobiernos en turno. Siendo el gobierno más represivo del movimiento obrero el de Miguel Alemán, de 1946 a 1952; desde la Revolución ningún gobierno usó más al ejército contra el sindicalismo surgido antes y durante el cardenismo, con los famosos “charrazos” o actos de violencia que tomaban las instalaciones de empresas y sindicatos para imponer el control y subordinación sindical, encarcelar y/o destituir a los comités democráticos e imponer comités charros o sumisos: contra los petroleros en 1946 y 1949, contra mineros en 1950 y 51, ferroviarios en 1948, SNTE 1949 y muchos más.
No olvidemos los años de huelgas de 1943 y 1944, con ellas la huelga general minera de 1944 y las huelgas telefonistas de los mismos años, luego los años 50 con las luchas del magisterio, petroleros, telefonistas, telegrafistas y sobre todo ferroviarios,encabezados por Vallejo, las grandes jornadas de lucha de 1956 a 1960. Los años 70 y 80 conocerán grandes movilizaciones y luchasde ferroviarios, electricistas, telefonistas, magisterio, mineros, metalúrgicos y siderúrgicos, autopartes y automotriz, trabajadores de la salud e IMSS y otros, mientras la CTM y la CROC se mantenían inmóviles o como repetidoras del PRI y los gobiernos en turno, a la vez que los sindicatos blancos se fortalecían, principalmente las federaciones de Monterrey, y nacía bostezando el Congreso del Trabajo en 1966; sin embargo, la política nacionalista oficial todavía tenía una fuerte identidad nacional, que llegaba hasta las grandes movilizaciones del 1 de mayo en las plazas principales del país y más en el Zócalo. Lo que para 1995, al iniciar el tercer gobierno neoliberal, se acaba, al temer la CTM que el 1 de mayo fuera una fuerte protesta de las y los trabajadores, suspende el desfile obrero, dejando el espacio libre para los sindicatos independientes universitarios, IMSS, salud y otros. Así concluía el siglo XX, avanzando como nunca la derecha neoliberal empresarial y de gobierno.
*Abogado del Sindicato Minero y la Confederación Internacional de Trabajadores (CIT), miembro de la Asociación Nacional de Abogados Democráticos (ANAD), la Asociación Latinoamericana de Abogados Laboralistas (ALAL), y la Asociación Internacional de Juristas Democráticos (AIJD).