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#Columna DÍAS DE GUARDAR/ MIGUEL MÁRQUEZ EL MAL DE LA POLÍTICA EN GUANAJUATO.

Márquez quiere alargar su influencia seis años más; *Limpia en el Congreso y chambas a cuates de Christian Cruz; *Ruth y Arias, arrastrados por el naufragio de Alito Moreno...

Márquez quiere alargar su influencia seis años más; *Limpia en el Congreso y chambas a cuates de Christian Cruz; *Ruth y Arias, arrastrados por el naufragio de Alito Moreno


1. Miguel Márquez, el mal mayor en la política de Guanajuato

 

Ilustraciones: Pinche Einnar.


 

Resulta por demás paradójico que el Partido Acción Nacional, surgido para formar ciudadanos y combatir el desmedido poder de los políticos con un reforzamiento de la sociedad, hoy en Guanajuato naturalice la insana e irregular existencia de un maximato político que busca otros seis años de influencia y control político sobre las estructuras del poder estatal.

Miguel Márquez Márquez ha reforzado su actividad. Primero fue el artífice de la comida de ex gobernadores que pretendía acotar el papel de Diego como operador de su propia sucesión, unciendo al carro a los periclitados Carlos Medina y Juan Carlos Romero, y tratando de seducir al marginado Juan Manuel Oliva, a quien en su sexenio maltrató a más no poder, con el señuelo ideológico de defender las posiciones ultramontanas del PAN.

El ex gobernador no ha estado nunca alejado de los reflectores y es asistente asiduo en los municipios donde se deja agasajar por políticos vigentes y otros no tanto.

Está permanentemente en comunicación con varios integrantes del gabinete de Diego Sinhue Rodríguez y es gestor de favores ante los siempre complicados Carlos Zamarripa y Alvar Cabeza de Vaca, quienes continúan apoyándolo con su seguridad personal y la de su familia, con vehículos oficiales y guardias de corps, no obstante haber transcurrido ya los tres años que ordena la ley.

Pero ahora también hace su propio juego sucesorio, con dos precandidatos, uno externo y otro al interior del gobierno del propio Sinhue.

Desde hace varios meses se sabe que Marquez alienta las aspiraciones del senador Erandi Bermúdez, que también recorre los municipios y que ha recibido ya el apoyo logístico del diputado Rolando Alcántar, expulsado del paraíso dieguista desde antes de que iniciara el sexenio y hoy en la esfera de influencia del político de Purísima del Rincón.

Alcántar también ayuda a la ex primera dama María Eugenia Carreño de Márquez a consolidar su fundación en defensa de valores católicos, surgida como reacción al crecimiento de los movimientos de defensa de derechos feministas y de la diversidad sexual.

Sin embargo, ese no es el único juego de Miguel Márquez, quien hace una semana acompañó en una comida taurina al secretario de Salud del actual gobierno estatal, y que lo fuera también en el sexenio pasado, Daniel Díaz Martínez, a la que acudieron empresarios de León e Irapuato, algunos de ellos muy cercanos al autoexiliado Rafael Gallo Barba, el financiero de Márquez, antes, durante y después de su gobierno.

Mientras Miguel Márquez arma ese juego de pinza que quiere robarle a Diego Sinhue la decisión sobre su propia sucesión, en el gobierno del estado aún persiste una parálisis en la definición de la ruta a seguir.

No ayudó mucho que el aparente delfín, Jesús Oviedo Herrera, sufriera un grave incidente de inseguridad en el municipio de Villagrán, cuando fue momentáneamente retenido y despojado de su vehículo y tratara de ocultar el hecho por más de media semana hasta que se produjo la inevitable filtración desde su propio círculo de confianza.

Tampoco ayuda que los colaboradores de Oviedo lo promuevan en portadas de revistas de escasa tirada para hacerlo aparecer como «líder», logrando ser pasto de burlas y colocándose como carne de memes.

La sucesión del PAN en Guanajuato se muestra más complicada que de ordinario y en buena medida tiene que ver con la falta de un deslinde claro del gobernador hacia su antecesor.

En la medida en que Márquez conserva poder, se mueve, tiene canales de información directos desde la misma antesala de Sinhue, cuenta con recursos abundantes para hacer política y ejerce todo eso con desparpajo y tiempo de sobra, es mayor su poder disruptivo.

Quizá no le alcance a Miguel Márquez su capital para construir un candidato e imponérselo a Diego, pero sin duda aspira a estar en la mesa donde se toman las decisiones e incluso a ejercer un derecho de veto.

Márquez tiene ya además un nexo con la 4T a través de su ex vocero y asesor de prensa, Enrique Avilés Pérez, actual director de comunicación de Sectur federal, a donde llegó sin que importaran las investigaciones a las que estuvo sujeto en Guanajuato por la utilización de empresas fantasma y medios inexistentes para distraer recursos de la publicidad oficial. Con su doble cachucha, Avilés es una opción para que Márquez cuente con espacios en los medios nacionales.

Ejemplos como el de Rolando Alcántar, derivado del dieguismo al marquismo por despecho, pueden crecer si se sigue minimizando el actuar de Márquez, que hace lo que ningún ex gobernador panista había intentado: construir un cacicazgo político personal con tintes profundamente decimonónicos, en detrimento de quienes ejercen el poder constitucional formal.

No debe olvidarse, además, que fue precisamente durante el sexenio de Márquez cuando detonó el auge de la violencia y la inseguridad en Guanajuato, pese al gasto multimillonario en equipamiento, tecnología y subsidios a las fuerzas armadas, algo de lo que nadie parece acordarse ahora que el PAN reprocha la vertiente militarista de Andrés Manuel López Obrador.

¿El ejército constructor? Miguel Márquez empezó antes que nadie cuando le cedió a la milicia a manera de blindaje el contrato del Eje del Rincón, la autopista que cruza predios suyos y de su familia con el consecuente beneficio.

Son demasiados agravios como para que el exgobernador pretenda seguir influyendo en la política de Guanajuato.

Los políticos clásicos lo decían con nitidez: los que ya bailaron, que se sienten.

2. Congreso: de Facebook, los únicos perfiles de nuevos funcionarios

 


 

Hace unos días en su página de Facebook el matrimonio formado por el regidor capitalino Carlos Chávez y la funcionaria del ISSEG Giselle Pedroza, felicitaban efusivamente a Christian Cruz Villegas y su esposa Miriam Ramírez Sevilla por el advenimiento de su hijo.

Tres semanas después, la publicación en la red social de Giselle Pedroza era para anunciar su arribo al Congreso del Estado como nueva Directora de Desarrollo Institucional, a donde llegó sin tocar baranda, dejando el cargo de directora de prestaciones del ISSEG y conservando su nivel 14 que le otorga un sueldo bruto mensual de 83 mil pesos.

¿Tuvieron algo que ver en esta designación los diputados de la comisión de administración del Congreso, la junta de gobierno, el presidente de la misma Luis Ernesto Ayala? Probablemente no, sino que se trató de una decisión exclusiva del secretario general que colocó en el puesto que antes ocupaba el ex diputado panista Julio González Garza a una funcionaria de su círculo de amistades.

Llama la atención que uno de los argumentos utilizados por Cruz Villegas para obligar a renunciar a otras funcionarias del Congreso fue la edad de las mismas y la necesidad de traer personal con «ideas nuevas» que refrescara la administración del Congreso.

No parece ser esa la lógica en el caso de Giselle Pedroza, una veterana de la administración pública estatal que ya estuvo muchos años en la Secretaría de Finanzas y después en el ISSEG, siempre sobreviviendo por su adscripción al grupo panista de Gerardo Trujillo, expresidente de ese partido y actualmente director del DIF estatal.

En realidad todo hace indicar que se trata de formar un núcleo de poder y de lealtades en los cargos de la administración del Congreso no al servicio del grupo parlamentario mayoritario ni de los 36 legisladores, sino exclusivamente del secretario general.

Parece otro espacio para fortalecer los proyectos de Miguel Márquez, de quien Cruz Villegas fue secretario particular durante muchos años y varios cargos hasta la primera mitad de la gubernatura y con quien parece haber reabierto su interlocución.

La política como la física aborrece los vacíos y espacio no ocupado alguien lo llena, inevitablemente.

3. La debacle de Alito deja sin sustento a la camarilla Ruth-Arias

 


 

Cada día que pasa se debilita más la posición del presidente del PRI nacional, Alejandro Moreno Cárdenas, bombardeado por el gobierno lopezobradorista, por la gobernadora de Campeche de Morena, Layda Sansores, por corrientes de su partido nada desdeñables y por los medios de comunicación, incluyendo aquellos que son muy activos en el frente opositor antiamlo.

Cuando se observa cómo resolvió Alito Moreno el relevo de la dirigencia en el PRI de Guanajuato, se entiende lo endeble de los apoyos desde su base política para sostenerlo en el cargo enmedio de acusaciones de corrupción, de mal gobierno en Campeche, de enriquecimiento demasiado explicable por los audios que hoy pululan por todas partes.

El campechano sencillamente desdeñó al priismo de Guanajuato y les impuso a una dirigente que llegó originalmente como delegada para vigilar el proceso, originaria del estado vecino de San Luis Potosí y absolutamente desconocida en la entidad.

No solo eso, Ruth Tiscareño tuvo el descaro de simular una residencia de dos años en la entidad mediante un fraude testimonial avalado por un notario público y con ello apoderarse del primer lugar en la lista de diputados plurinominales del PRI, causando una doble ofensa, a ese partido y a las mujeres que militan en él, pues ocupó la posición que correspondería a una política de Guanajuato.

Tiscareño contó con la complicidad del ya casi olvidado priista leonés Alejandro Arias Ávila, quien no tuvo empacho en realizar todas las maniobras estatutarias que hicieron falta para encumbrar a Ruth Tiscareño y asegurarse de ser el operador político de la nueva etapa del PRI al mismo tiempo que se apoderaba de la segunda posición plurinominal.

Hoy toda esa historia de vileza y oportunismo está al borde del precipicio ante la crisis terminal que aqueja a la dirigencia de Moreno Cárdenas, perseguido por dos gobiernos y criticado por numerosos liderazgos de su partido quienes lo ven como la amenaza más directa a la supervivencia del PRI.

Al día siguiente de que Alejandro Moreno deje la dirigencia del PRI, voluntariamente o producto de la asonada que lo persigue, en Guanajuato sus únicos apoyadores: Ruth, Arias y un intrascendente David Mercado, perderán el único apoyo político que sostiene a un comité espurio y confrontado con casi todo el priismo. Hasta los alcaldes que hoy por necesidad política contemporizan, les darán la espalda y buscarán otras vías de negociación con el gobierno estatal.

Los propios panistas que tienen de aliado incondicional al tándem, verán cómo se convierten en un lastre en la medida que se derrumba el piso en su partido.

Las traiciones con las que se integró esta dirigencia y esta minibancada, harán implosión en los próximos días, dejando al tricolor desfondado. Toda su fortaleza dependía de las potestades estatutarias de Alito Moreno las que parece que no servirán ni para defenderlo a él.

Por si algo le faltara al disminuido partido tricolor.

Arnoldo Cuéllar Ornelas
@arnoldocuellaro

Periodista, analista político. Fundador del Laboratorio de Periodismo y Opinión Pública, medio digital y asociación civil.

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