Hoy es el día de aquellos que llegan al lugar de los hechos y otorgan los primeros auxilios, sacrifican su tiempo, su espacio e incluso a su familia; hoy es día del paramédico.
Rubí Celia Velasco Frausto, ha entregado su vida a la Cruz Roja desde hace 16 años; llegó como voluntaria y servir a personas vulnerables ha sido una tarea satisfactoria; poder socorrer a quienes más lo necesitan, es una de sus más grandes dichas.
Adherirse a la Cruz Roja inició como el más complicado de los retos; formar parte de un cuerpo de rescate significó un profundo sacrificio.
Después de que visualizó un fatídico accidente que marcó su vida y que por poco no superaba, decidió ingresar al honorable cuerpo de rescate.
“Me tocó ver una persona atropellada por el tren y tuve una mala experiencia de ahí yo no sabía qué hacer y después recurrí aquí para ser voluntaria y que se me quitara el miedo”, relató Rubí.
Después de una impactante escena, creyó que no lo superaría, pero con el paso del tiempo se fue enamorando del servicio y hasta ahora, ha arrimado el hombro a decenas de personas quienes han sido rescatadas y a otras tantas que no lograron prolongar su vida.
Hoy por hoy, su pasión es ayudar a la gente que más lo necesita y jamás espera nada a cambio, aunque reconoce que un agradecimiento es para ella la mejor lisonja.
Para ella el festejo del Día del Paramédico, es un día normal en el que permanece pendiente de la llamada que le solicite acudir a rescatar vidas.
“Es un día muy común porque me gusta tanto mi trabajo que tal vez para mí diario sería el día del paramédico”, expresó.
Rubí considera que siempre habrá personas que la criticarán a ella y a sus compañeros, sin embargo está dispuesta a tolerar cualquier comentario negativo porque para ella lo más importante es ofrecer todo lo que sabe en el momento que alguien la necesita.
Considera que a las personas les molesta mucho que no lleguen en ese preciso instante, por eso pide que no hablen para hacer bromas porque eso provoca contratiempos.
“Cuando a una persona le sucede algún accidente, se hace eterno el tiempo, porque a mí me ha pasado, entonces nosotros qué más quisiéramos llegar en menos de 5 minutos a la escena pero a veces suceden cosas que están fuera de nuestro alcance y más si se trata de una falsa alarma pues nos merma nuestro trabajo”.
En este Día del Paramédico felicita a todos sus colegas quienes como ella también sacrifican sus días, a su familia y trabajan intensamente para servir a quien más lo necesita.
“Felicidades a todos, todos estamos en esta labor porque nos gusta, yo lo único que les digo es que hay que echarle muchas ganas y si realmente nos gusta este trabajo hay que tratar de servir de corazón, servir por servir, sin esperar nada a cambio, yo me entrego totalmente y lo que hago es de corazón”.
Para Rubí, la mayor satisfacción en esta complicada labor es encontrarse con una persona que estuvo a punto de morir y saber que está recuperada, le enorgullece cuando le dicen «gracias, tú me ayudaste», para ella es la mejor recompensa.