La propaganda, los discursos oficiales y la mayoría de los medios de comunicación nos someten día a día a una intensa ofensiva ideológica, con la finalidad de que aceptemos su concepción y visión de la realidad.
Quizá uno de los temas más recurrentes en esa ofensiva es la democracia, algo que, salvo algunas comunidades originarias, como pueblo conocemos solamente de nombre o por el diccionario, más no como una forma de convivencia.
El tema viene a colación porque recientemente se convocó a la renovación del Consejo Consultivo Ambiental Municipal de Salamanca (CCAMS), cosa absolutamente normal sobre todo si se considera que el Consejo aún vigente tiene diez años en funciones; y no porque constituya una fuente de ingresos para sus miembros (son nombramientos honoríficos), sino porque en ese tiempo las autoridades únicamente hicieron una convocatoria, que fue atendida por prácticamente los mismos miembros acudieron a la anterior.
Hasta aquí, pareciera no existir ningún inconveniente con la renovación del CCAMS si no fuera porque se cancela su carácter ciudadano, porque aunque en teoría se promueve la participación ciudadana, de los once integrantes cuatro son funcionarios del municipio (presidente municipal, director de Medio Ambiente, presidente de la Comisión de Medio Ambiente del Ayuntamiento y un(a) representante del Instituto de la Mujer); condición que de origen presenta un conflicto de intereses.
Cabe aclarar que el saliente CCAMS estaba formado en su totalidad por ciudadanos de alguna manera vinculados a actividades medioambientales y mantenía total autonomía respecto de la autoridad, lo que le permitía asumir posiciones críticas cuando observaba desviaciones o irregularidades en esa materia, situación que difícilmente se presentará en el funcionamiento del nuevo Consejo. También, se aclara que estas líneas no pretenden descalificar a los miembros del nuevo Consejo que realmente forman parte de la sociedad civil, solamente señala el escenario en el que desarrollarán sus funciones.
Para tener un Consejo Consultivo a modo, previamente modificaron el Reglamento para la protección y preservación del medio ambiente del municipio de Salamanca, Gto. (aprobado en sesión del Ayuntamiento del 17 de septiembre de 2015 y publicada en el Periódico Oficial del estado el 9 de octubre del mismo año); también modificaron el Reglamento del Consejo Consultivo Ambiental del Municipio de Salamanca, Gto. (aprobado en sesión del Ayuntamiento del 29 de septiembre de 2015 y publicada en el Periódico Oficial del estado el 26 de abril de 2016).
Y ante declaraciones del presidente saliente del CCAMS en el sentido de que las modificaciones al reglamento municipal en materia ambiental, en lo relativo a la conformación del nuevo Consejo Consultivo Ambiental son “laxas” (aunque el autor de estas líneas las calificaría de perversas), la Dirección de Medio Ambiente las calificó de lamentables, utilizando argumentos al más puro estilo cantinflesco, para salir en defensa de esas medidas. (https://salmantino.mx/2016/06/30/lamentables-las-declaraciones-del-presidente-del-ccam-senala-directora-de-medio-ambiente/).
Y hay más, el Ayuntamiento, según declaraciones a la prensa de un regidor, no tuvo conocimiento de la convocatoria ni del proceso para la elección del nuevo Consejo.(http://periodicocorreo.com.mx/crean-consejo-ambiental-sin-consultar-al-municipio/).
La conformación del nuevo Consejo suscita dudas y sospechas. Recordemos que las reformas al artículo 27 de la Constitución, en 1992, propiciaron nuevamente la concentración en la tenencia de la tierra y dieron origen a la ocupación de una parte importante del territorio nacional por los monopolios mineros locales y transnacionales; la reforma a la Ley Federal del Trabajo, en 2012, ha conducido a la precarización del trabajo y a un grave retroceso de las condiciones y calidad de vida de la mayoría de nuestro pueblo; las recientes reformas a los artículos 25, 27 y 28 de la Carta Magna, la (contra) reforma energética, ha significado el despojo de riquezas estratégicas de la nación; asimismo, la mal llamada reforma educativa, cuyo objetivo no tan oculto es la privatización de toda la educación y la desintegración de la mayor organización laboral de América Latina: los trabajadores de la educación en nuestro país, que de no ser por la heroica resistencia de un importante sector de esos trabajadores, el cual crece día con día, ya lo hubieran logrado. Estas y otras medidas por el estilo se han decidido, instrumentado y aplicado a espaldas del pueblo, al más puro estilo de la democracia que practica el grupo en el poder.
Y así, por todo el país existen evidencias de esa democracia. Por ello, cometeríamos un grave error si pensamos que lo sucedido en Salamanca en relación al CCAMS, o situaciones similares con medidas antipopulares en otras partes del país, son eventos aislados que no nos afectarán; son parte de ´la política del grupo en el poder, inscrita en los dictados del Consenso de Washington y el capital financiero internacional para apoderarse y explotar al máximo las riquezas y recursos nacionales y a los trabajadores mexicanos.
Ellos han creado e impuesto las reglas de un juego supuestamente democrático en el que la pelota, el campo y el árbitro son de ellos, y nos invitan a participar porque todo está preparado para que seamos los perdedores.
De ahí la necesidad de tener bien claro lo que queremos, organizarnos, trabajar por la unidad y construir una concepción y visión propia de la realidad; con ello seremos capaces de encontrar las causas de los graves problemas del país y del pueblo, lo que significará un gran paso para resolverlos y empezar a construir una patria nueva.
* Alfonso Díaz Rey es miembro de la Constituyente Ciudadana Popular de Salamanca, Guanajuato.
Artículo publicado y tomado con el consentimiento de la página web «Somos Mass 99
http://www.somosmass99.com.mx/perlas-democraticas/
