A pesar de su corta edad, los niños y niñas migrantes han tenido que enfrentarse a las grandes adversidades y complejidades que tiene ser una persona migrante, dejando atrás familia, amigos y muchos sueños.

Pero a pesar de eso, al menos los que se han albergado en la ciudad de Irapuato aseguran que si bien, ha sido un camino complicado, no se sienten solos, pues están con sus padres y en algunos casos con sus hermanos, además de que comentan, la ciudadanía irapuatense ha sido generosa con ellos.

Otra de las cosas que han tenido que abandonar los niños es la estabilidad que les ofrecía estar en sus hogares, tan solo por el hecho de que ahora, no tienen amistades duraderas que les permitan continuar desarrollándose socialmente, pues mencionan que algunos se van en pocos días y otros se quedan por un periodo de tiempo más largo, lo que merma sus relaciones.

Algunos otros niños, al viajar en tren han tenido que dejar de lado la colección de juguetes que tenían, pues comentan que sus padres les solicitan dejarlos debido a que no pueden cargarlos por mucho tiempo y se ven obligados a regalarlos, dejando atrás un gran valor sentimental para ellos.

De acuerdo con información compartida por las autoridades, en el municipio de Irapuato pasan cada tercer día, alrededor de 100 niños y niñas de varios países de Centroamérica y aunque van acompañados de sus familiares, el tener que abandonar todo lo que conocían como hogar ha sido una situación bastante complicada que han tenido que saber enfrentar a tan corta edad.
Fotografía: Nayeli García.