Las podas clandestinas o ilegales no solo conllevan consecuencias económicas y legales para los responsables, sino que también afectan la calidad del aire al privar a la comunidad del dióxido de carbono y oxígeno que los árboles producen, contribuyendo así al equilibrio ambiental.

De acuerdo con las autoridades locales, la sanción impuesta a los infractores varía en función del daño causado, la edad, la especie del árbol y su tamaño. Se clasifica así: un árbol pequeño mide menos de 6 metros de altura y tiene una anchura menor de 4 metros; uno mediano mide entre 6 y 15 metros de altura y tiene una anchura de entre 4 y 6 metros; y un árbol grande mide más de 15 metros de altura y tiene una anchura mayor de 6 metros.

Hasta la fecha, se han impuesto entre 8 y 10 multas, afectando directamente la economía de los infractores. Es importante señalar que para plantar o podar cualquier árbol se debe solicitar un permiso escrito en la Dirección de Medio Ambiente, indicando la ubicación, el tipo de árbol y las razones para su poda o retiro. La Dirección Municipal responderá a la solicitud, siempre buscando conservar la naturaleza. Un ejemplo positivo es una nueva empresa instalada en la Avenida Faja de Oro, que decidió conservar un árbol de la especie Palo de Rosa con una antigüedad de 50 años. Este tipo de acciones son reconocidas y apreciadas por la sociedad.

Las podas o derribos de árboles requieren un permiso previo otorgado por las autoridades locales. En caso de ser sorprendidos en flagrancia, la multa podría oscilar entre 400 y 17,000 pesos.