En los últimos días, la sensación de calor extremo ha sido tema de conversación en varias regiones del país. Sin embargo, especialistas aclaran que no se trata de un aumento inusual en la temperatura, sino del efecto de la humedad ambiental provocada por la temporada de lluvias.
En costas y planicies, los termómetros marcan entre 40 y 50 grados centígrados, mientras que en el Mar de Cortés se han registrado hasta 55 grados, pero lo que intensifica la incomodidad es el bochorno.
En Salamanca las temperaturas se han registrado de hasta 35 grados en estos últimos días, pensando que el otoño no se ha hecho presente.
La explicación es sencilla: la humedad impide que el sudor se evapore, lo que evita que el cuerpo se enfríe de manera natural. El resultado es esa sensación pegajosa y sofocante que muchos han descrito como “insoportable”.
En contraste, en zonas del Altiplano o en temporadas secas, el sudor logra evaporarse con facilidad y refrescar la piel, lo que reduce notablemente el malestar.
Por ello, especialistas descartan que estos días de calor tengan relación con fenómenos alarmistas como el “fin de los tiempos” o incluso con un repunte inmediato del calentamiento global. Se trata, más bien, de la consecuencia de una abundante temporada de lluvias que ha elevado la humedad en el aire.
La buena noticia es que este efecto no será eterno: con la llegada del otoño se espera un descenso gradual en la temperatura, seguido por el esperado frío invernal que pondrá fin a los bochornos.



































