El huracán Priscilla avanza por el Pacífico con categoría 3 y se dirige hacia territorio mexicano, con un posible impacto entre el 9 y 10 de octubre. Aunque se prevé que toque tierra como tormenta tropical, el fenómeno mantiene vientos sostenidos de 185 km/h y su trayectoria pone en alerta a Baja California Sur, Baja California Norte y zonas costeras del occidente del país.
Las autoridades han activado el Plan Marina, cerrado puertos en Jalisco y Colima, y emitido alertas preventivas. Sin embargo, no se han detallado protocolos específicos para comunidades vulnerables, lo que ha generado dudas sobre el nivel real de preparación. A pesar de la insistencia en que el ciclón se debilitará, el historial reciente obliga a no subestimar posibles afectaciones.
En este contexto, la respuesta institucional parece centrarse más en el discurso tranquilizador que en acciones concretas. El país enfrenta una nueva prueba ante fenómenos extremos cada vez más frecuentes, y la población costera necesita más que promesas: requiere protección real y previsión efectiva.



































