En plena temporada de Día de Muertos, Salvador Fernández, campesino de 78 años, ha decidido dormir junto a sus cultivos de cempasúchil para protegerlos de robos y daños.
Con más de cinco décadas dedicadas al campo, hoy enfrenta una nueva amenaza pues existen personas que ingresan a sus tierras para tomarse fotos, arrancar flores o simplemente robarlas.
Salvador construyó un pequeño cuarto improvisado junto a sus parcelas, donde pasa las noches vigilando. “Ya no se puede confiar. Si uno no cuida lo suyo, se lo llevan”, expresó en una denuncia ciudadana. A pesar de los reportes, no se ha reforzado la vigilancia en la zona.
El cempasúchil representa no solo una tradición ancestral, sino también el sustento de miles de familias. Para Salvador, cada flor sembrada es fruto de esfuerzo, paciencia y amor por la tierra.



































