Las autoridades municipales han celebrado y promocionado el llamado Puente de la Transformación como una obra insignia del actual gobierno, pero la realidad cotidiana de las colonias que lo rodean es sumamente opuesta, pues hay baldíos y calles llenos de basura, escombro, incendios constantes, inseguridad, falta de alumbrado y nula atención por parte de los cuerpos de emergencia, según comentan.
Habitantes de colonias como Obrera, Ampliación Obrera, Álamos y Jardines del Sol, aseguran que lejos de transformarse, su entorno se ha convertido en un tiradero clandestino a cielo abierto y un punto de riesgo permanente para quienes viven o transitan por ahí.
Vecinos de la colonia Obrera denunciaron que la calle Insurgentes, una de las principales vialidades que conectan con el puente inaugurado; desde hace años enfrenta montones de basura y escombro que diariamente son arrojados por particulares y camiones de carga, sin que la autoridad municipal intervenga, lo mismo que ocurre con un terreno baldío ubicado entre las calles Guerrero, Prolongación Matamoros y Soto Innes, en la colonia Jardines del Sol.
Los constantes incendios de basura y maleza representan otro riesgo grave y ni hablar de los focos de infección y malos olores.
Además, aseguran que en ocasiones, las llamadas que hacen al sistema de emergencias son ignoradas y las corporaciones nunca llegan.
Los habitantes mencionan que han buscado apoyo en diversas dependencias, pero ninguna responde.
En algunos casos, como en la colonia Jardines del Sol tienen muchos problemas con la calle que lleva a una escuela primaria de la zona y aunque se trata de un espacio escolar, con entrada de estudiantes todas las mañanas, la oscuridad la vuelve peligrosa.
El colmo, dicen los vecinos, es que la única ocasión en que la calle Insurgentes, en la colonia Obrera fue arreglada, fue durante la construcción del puente, pero días después de que concluyó regresó el abandono.
Mientras el gobierno municipal insiste en enaltecer el puente como símbolo de progreso, las colonias circundantes enfrentan problemas estructurales como basura, incendios, inseguridad, falta de servicios básicos, ausencia de autoridad, vialidades destruidas y un evidente abandono institucional.
Los habitantes afirman que, tras insistir durante años sin obtener respuesta, han considerado organizarse para una movilización vecinal.
El contraste entre la obra que se presume en redes sociales y la realidad que se vive apenas unos metros más allá pone en evidencia una problemática mayor: el municipio invierte en obras visibles, pero descuida las necesidades básicas de las colonias que más lo requieren.
En Salamanca, mientras algunos celebran la transformación, otros continúan viviendo entre humo, basura, escombro y miedo. Y para ellos, la verdadera transformación sigue sin llegar.


































