MUCHOS SE SUICIDARON EN ESPAÑA a raíz de las maniobras de la banca y de las compañías que los dejaron en la miseria: la pérdida de la seguridad material, el perder el techo y la desesperación de no poder mantener a la familia, pueden producir una depresión que no todos logran superar.
A raíz del “gasolinazo” infame que la élite en el poder decretó, he notado en la gente cierta tristeza, enojo y hasta desesperación. El neoliberalismo sin corazón es lo que provoca. Su ídolo es el dinero, y no le importa ninguna otra consideración.
El aumento del precio del combustible sólo beneficia a un pequeño grupo inmiscuido en el negocio y al estado que, mediante el impuesto existente, recaudará más dinero. Y, como estamos inmersos en la corrupción, no dudemos que se piensa más en “El año de Hidalgo” que en el beneficio del país. Aunque, cínicamente, se afirme lo contrario.
Sin embargo, esperemos que la situación no incida en el índice de suicidios sino en la toma de conciencia de los mexicanos, tan adormecidos por los medios de comunicación vendidos, y por una tradición de conformismo.
La gente está despertando de su letargo: hay una lucha frontal contra la medida que, parece ser, ha derramado el vaso. Quizá sea un parte-aguas entre la agachaduría y la acción. Dios quiera que la luz se haga y brille la lucha organizada. De lo contrario, el país seguirá de mal en peor, en ruta hacia un verdadero suicidio nacional.