UNA CIUDADANIA FUERTE PARA UN TIEMPO DIFICIL: RETOS DEL CIUDADANO
El título de este artículo se tomó del ensayo de Jesús Rodríguez Zepeda, uno de los articulistas del libro: Hacia una nación de ciudadanos, de la editorial del Fondo de Cultura Económica, 2014(*), y que ahora adaptamos al tiempo actual y situación regional.
La participación en los asuntos públicos es la característica central de lo que puede llamarse “definición clásica de ciudadanía”. Se refiere a un atributo del ciudadano que le permite tomar en sus manos los asuntos de su comunidad, deliberar sobre ellos y decidir a través de sus representantes en los cabildos locales y demandar de ellos el cumplimiento de los planes y las leyes que en justicia defienden sus intereses colectivos, puede decirse que la ciudadanía es una cualidad que convierte a las personas en protagonistas y no meros espectadores de la vida de la sociedad.
En virtud de que la ciudadanía activa exige la presencia constante de los interesados en la discusión y solución de los asuntos comunes, se convierte en una manera eficaz de evitar que el gobierno sea utilizado por algunos oportunistas con propósitos personales y ajenos al bien de la comunidad.
La reflexión profunda sobre estos dos últimos párrafos nos debe conducir a la aceptación del hecho que en nuestro país ha habido muy poca ciudadanía o que ésta se ha limitado a ejercer el voto electoral pero no a comprometerse con la tarea superior del ciudadano que es participar en la actividad pública y no dejar que los gobernantes se despachen “con la cuchara grande” que tanto daño ha ocasionado a nuestro país.
La situación en que ha quedado el país después de más de treinta años de gobiernos neoliberales es realmente desastrosa y ésta se ha agravado con la llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos de Norteamérica y que ha roto con todo el esquema anterior de la clase gobernante de nuestro país, que servil e irresponsablemente puso “todos los huevos en la misma canasta” y ahora no sabe qué hacer.
Sobra decir que la falta de ciudadanía tiene que ver con estos resultados y que por eso son muy bienvenidos todos los gritos de los ciudadanos que han dicho ¡Basta! y que están buscando organizarse para trabajar conjuntamente por sacar al país de la difícil situación que atraviesa.
En Guanajuato se han levantado múltiples voces en defensa de los recursos naturales ante el saqueo y los abusos de compañías trasnacionales que además de pagar salarios de hambre a sus trabajadores, lesionan los valores culturales de las comunidades en donde se asientan y agotan los recursos fundamentales para la supervivencia como son la tierra y el agua. Toda la población debe mostrar su solidaridad con esos ciudadanos en lucha.
Aquí en Salamanca, existen diferentes organizaciones que se están manifestando en defensa de su territorio como es el caso de las comunidades del área natural protegida, Cuenca Alta del Río Temascatío; el Observatorio Ambiental Ciudadano Biósfera que denuncia la deficiente Planeación Ambiental Municipal e información a la ciudadanía de lo que hacen las autoridades para paliar los graves problemas por falta de Educación Ambiental Ciudadana y deterioro de todos sus ecosistemas; la organización civil Humanos por amor a la Madre Tierra y su denuncia de violaciones a los derechos humanos, la Asociación Cultural del Bajío y su trabajo en defensa de la identidad y la cultura salmantina, el Frente Regional Ciudadano en Defensa de la Soberanía y sus acciones de denuncia de las violaciones cívicas por las contrarreformas estructurales (laboral, educativa, energética, entre otras); la Sociedad Promúsica Miguel Bernal Jiménez, que lleva más de treinta años de servicio a la comunidad ofreciendo educación musical y audiciones a toda la población, y recientemente Ciudadanos salmantinos contra el gasolinazo; habrá que agregar a la lista múltiples clubes de servicio, organizaciones de colonos y organizaciones gremiales y profesionales que si bien tienen un impacto social reducido, cuando menos cumplen una función de facilitar la convivencia comunitaria.
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(*) Hacia una nación de ciudadanos, Enrique Flores Cano y José Ramón Cossio D. Fondo de Cultura Económica,
