ME CONTARON, personas allegadas a él, que, en la etapa final de su vida, el maestro Bartolomé Hurtado ya no quería dar clases de ceri-escultura. Hurtado fue uno de los pilares del desarrollo de este arte en Salamanca y creó escuela en varios estados de la república, destacando sus alumnos de michoacán.
Llegó un moomento en que el artista se cansó, quizá ya no tenía paciencia para los néofitos o tal vez también caló en él la ingratitud de algunos pupilos, que hicieron buen dinero con su trabajo, escalaron posiciones y tan sólo venían a presumirle a don Bartolomé, quien nunca fue una persona que buscara el dinero ante todas las cosas; tenía un serio amor por su labor y así lo demostró a través de su vida.
La escultura en cera es una artesanía, más bien un arte que llama poderosamente la atención de los turistas y que tiene un lugar reconociedo a nivel mundial. El licenciado martín noriega, uno de los últimos discípulos del maestro me invitó a ver obras en cera expuestas en el Centro de Las Artes, producto de un concurso organizado por autoridades de la la cultura; me quedé sorprendido ante la maestría y la sensibilidad de los ejecutantes; gozé la belleza de las figuras elaboradas con paciencia, amor y conocimiento técnico.
Debería dársele más apoyo y difusión al arte de la cera y..¿por qué no? procurar llevar a cabo un festival a nivel nacional, donde se exponga este maravilloso trabajo. No importa que ya exista uno…merced a hombres como Bartolome Hurtado, Salamanca tiene el derecho de ser una sede privilegiada.