“RELATO DE UNA NOCHE DE ENFERMEDAD: ENTRE LA INSEGURIDAD Y LA DESESPERANZA”
Disculpe que le moleste con mi sinceridad y poco coloquialismo: ayer por la noche mientras lidiaba con un resfriado incontrolable que parecía escurría y movía todo lo que un ser humano puede tener en su interior y mientras apretaba fuerte el pecho para que no se salieran los pulmones al momento de toser; leí noticias al por mayor de personas ejecutadas en plena calle, en establecimientos donde abundan comensales de todas las edades, en casas particulares que en condiciones de engaño logran internarse para después someter y acabar con las vidas de personas honestas, leía también sobre algunos cuerpos encontrados en lugares vecinos de esta ciudad, encontraba notas sobre robos en establecimientos enfrente de donde vivo y que no me había percatado. Con tanta lectura me dio hambre -¿sabían ustedes que leer también ayuda a quemar calorías?, aunque no las que uno quisiera- así que como ya era tarde (o más bien temprano), corrí a los tacos más próximos (realmente caminé muy despacio y bien cobijado) que para mí fortuna son los que cierran cuando ya está despuntando el alba; y como siempre es característico, el propietario del lugar me saludó diciéndome “güero: ¿qué le doy? se le ve que está bien jodido” ¡qué uso de la retórica tan impresionante! Primero me dice güero, que de ello no tengo solamente que la ampolla de mi pie y por último me dice que me veo como realmente estoy “bien jodido”, le pedí mi ración que ya es normal; así que mientras comía, él me platicaba sobre las tantas notas que yo había leído esa noche (estoy admirado de la gente que vende en la calle: aparte de aguantarnos con la desesperación del hambre, tienen la cordialidad de saludarte, identificarte y aparte saber qué platicar, siempre que he llegado a este puesto lo encuentro con alguna gente platicando de futbol y conmigo tiene el tacto de platicar de lo que talvez me interesa un poco más), sin más ni más me expresaba que el también ya había sido víctima de un asalto y su sentencia fue letal: “al paso que vamos, algún día todos tendremos miedo de todos”.
Todos tendremos miedo de todos… ¡Qué gran verdad! Es inaudito que nuestra sociedad acepte las condiciones de MIEDO que estamos viviendo, hacer del miedo una experiencia normal y cotidiana y despreocuparnos porque es algo con lo que nos “toca existir” es sentenciarnos a una guerra inminente de exterminio y destrucción de los que conformamos la humanidad.
Es sabido que en las agendas de los que toman el poder nunca estará el día, ni la hora, ni siquiera el mes o el año de poder implementar acciones que aseguren el derecho inalienable de todo ser humano, ese de tener seguridad social y jurídica; pareciera que no se entiende la diferencia entre un criminal y la exigencia de un derecho, cada día vemos más cuerpos policiacos arremetiendo contra la sociedad civil, muchos de éstos personas trabajadoras, humildes y muy honestas; mientras la delincuencia organizada, el narcotráfico y los grupos pequeños delictivos pareciera que son blindados por quien represente y ejerce “la justicia”.
Estamos viviendo en una sociedad compleja, llena de cambios, muchos de ellos involutivos que atentan contra la misma sociedad; los sistemas de gobiernos cada vez se alejan más de la finalidad esencial de la política –buscar el bien común-, los partidos políticos usan el discurso del contrario para emitir argumentos que les permitan tener la opinión pública y lograr sus objetivos de campaña. Ante la ausencia del poder por regular estas situaciones la única respuesta viable, coherente y auténtica vuelve a recaer en nosotros, los que formamos la masa social, los que todavía creemos y apostamos por una vida en la que su principal eje sea la PAZ CON JUSTICIA Y DIGNIDAD, en la que quepamos muchos, tantos como nuestras diferencias y nuestras similitudes, en la que se siembre la responsabilidad de todos y se coseche el bienestar social.
Es momento de cruzar nuestras miradas y reconocernos, que nuestras acciones -por muy simples que sean- nos permitan depositar un poco de verdad, de libertad, de justicia; solamente así construiremos ese otro mundo posible que tanto anhelamos.
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