«¡El que no tranza, no avanza!»
Frase poco célebre, pero al fin y al cabo una máxima priísta. Vaya usted a saber a quién diantres se le ocurrió expresarla, pero lamentablemente, ha sido adoptada por todos los partidos políticos sin excepción alguna, cuando de estar en el poder se trata. Nos han demostrado que la corrupción no tiene colores ni estatus social. Y ante esta desvergüenza delincuencial, poco o nada hacemos los ciudadanos, porque algunos penosamente somos parte de esta desventura, al entregar “mordidas” para eludir trámites o multas, o al recibir “dadivas” a cambio de algo. En pocas palabras, al concebirnos parte de, entramos en un grado extremo de conformistas. ¿Es muy pesada la losa para enfrentar nuestros propios valores?, ¿ser honesto cuesta mucho? Convencido estoy que no.
Una prueba de nuestro conformismo, es que estamos acostumbrados a no ganar, disfrutamos ser perdedores, celebramos con bombo y platillos un segundo, tercero o hasta doceavo lugar; nos conformamos con posiciones mediocres, ya sea en aspectos académicos, culturales, económicos o deportivos a nivel continental o mundial. Y si de estos últimos se trata, llenamos las cantinas y bares para luego festejar esos “logros” triviales en lugares emblemáticos de algunas metrópolis de nuestra hermosa república mexicana. Y poco nos importa no ir a trabajar al día siguiente, y si la resaca lo permite pobrecito del patrón. Ah, pero eso sí, colgados “del triunfo” de nuestros deportistas, no interesa si en la competencia fueron eliminados y quedaron en último lugar. El chiste es elogiarlos. Así somos felices.
En el terreno político no somos excepción, es justamente parecido. Estamos resignados con los hombres y mujeres que nos “representan”. Con la pequeñísima diferencia que nuestros gobernantes a nivel mundial están posicionados en primer lugar. Si leyó bien. En primer lugar, pero en corrupción, impunidad y violación a los derechos humanos, entre otros. Pero eso sí, campeonísimos en lavado de dinero. Y lo más importante. Todos con fuero constitucional, ese “amuleto” que no debe faltarles. Por eso los delitos que cometen lo hacen sin el más mínimo de los temores. Somos un país gobernado por corruptos. Solo aquí se permiten delitos de tal magnitud, por eso es que utilizan los claroscuros de la ley para burlarse de los mexicanos con prácticas ilícitas, despojando las finanzas públicas. Por eso somos los líderes mundiales en corrupción e impunidad. Solo les falta declarar estos atributos patrimonio cultural intangible de los aztecas.
Si de principio de legalidad hablamos, hay otra cosa que debo mencionar. La lucha por el poder en todo el territorio nacional, es en el día a día más sucia e ilegítima. Los políticos podridos con su recua de mañosos, no se han conformado con que tengamos una población superior al setenta por ciento sumida en la pobreza. Es indignante y penoso ver como se negocia con el hambre y como se siembra el miedo para la manipulación del voto, mayormente en las comunidades indígenas y rurales. Por cierto, en Salamanca ya empezó el PAN con el auto destapado Antonio Arredondo Muñoz y el PRI con Coral Valencia de Soto. Como que se les adelantó el reloj electoral.
Pero como dijera Don Jaime Bonilla, “La compra del voto además de ser un delito, es un pecado social. La participación ciudadana es el único mecanismo para que la voluntad popular triunfe sobre el abuso del poder”. ¿Entonces que esperamos?, ¿depositar la confianza en los que ya nos han defraudado? o ¿salir al encuentro de posibles alternativas ciudadanas? Saquemos a flote nuestro principio de gallardía.
Y ya que hablamos de abusos. Probablemente la mayoría nos hemos dado cuenta que estamos llenos de tribunales, fiscalías y otros tantos organismos que mantenemos con nuestros impuestos. ¿Y sirven de algo? Absolutamente para nada. Por ejemplo, si existe la obligación en los servidores públicos de presentar la declaración patrimonial y de conflicto de intereses, ¿porque en Salamanca hay funcionarios que no las han presentado a pesar de ser faltas administrativas, entre ellos el flamante alcalde “Cartoño”?. ¿Tendrá algo que ocultar? Nuestro sistema político es una guasa.
Y así, como un día un pueblo se unió para exigir la destitución del entrenador de la selección nacional de futbol, debería también unirse para hacer lo mismo con un presidente corrupto. O también unirse para que podamos todos caminar sin miedo por nuestra ciudad, porque es en un lugar llamado miedo, donde mueren los sueños.
Así las cosas.
