CONTINUAMOS CON LA ALIMENTACIÓN
“La solidaridad es la ternura de los pueblos”.
Gioconda Belli. – Escritora y activista nicaragüense
Es conveniente insistir en este tema porque la información actual señala, entre otros hechos, que la existencia de la subalimentación aumentó hasta 11% a nivel global en 2016 y el número de personas que sufre hambre en América Latina y el Caribe aumentó en 2.4 millones de 2015 a 2016, alcanzando un total de 42.5 millones de personas, según el Estado de la Seguridad Alimentaria y Nutrición en el Mundo 2017.
El asunto es que África y Asia también se encuentran en una situación semejante, pero Latinoamérica y el Caribe fueron líderes mundiales en la reducción del hambre. La mala situación política económica nos ha conducido a este estado de cosas. Y mientras que el sistema financiero permanezca intacto, dominados por los países industrializados, las demás naciones solamente serviremos para seguir siendo explotadas.
Así como el temblor y las lluvias han despertado diversos sentimientos positivos entre la ciudadanía de distintas condiciones de vida, así deberíamos responder a esta crisis alimentaria perpetuando los hábitos o costumbres como el cuidado por la comunidad, defender la integridad ecológica, ser justo social y económicamente y actuar en favor de la paz. Es importante que tomemos esto en cuenta por dos cosas principales: tenemos enemigos muy poderosos, que
están decididos a lograr sus objetivos y las poblaciones de cualquier parte del mundo estamos obligados a vivir con mayor colaboración mutua para merecer un destino mejor.
En entregas anteriores se han dado explicaciones y algunos consejos para mejorar nuestra alimentación aprovechando entre algunas circunstancias lo que la naturaleza nos ofrece. Pretenden prohibir el uso en tés, infusiones y suplementos alimenticios de numerosas plantas medicinales, muchas de ellas de la medicina tradicional indígena.
Pero no basta con eso. Hay un informe de dos universidades y una ONG el cual expresa que estamos viviendo en la edad del plástico y hasta el agua potable que usamos para beber y cocinar está contaminada con fibras y trazas de plástico microscópicas. No nos extrañemos pues por la aparición de algunos males.
Por otra parte, existen más de 20,000 documentos filtrados que muestran las décadas (desde 1920) de complicidad entre la industria y las autoridades para ocultar la toxicidad de pesticidas peligrosos y otros productos químicos.
Latinoamérica está sola, entonces nuestra alimentación está únicamente en nuestra buena voluntad y el correspondiente esfuerzo personal y grupal, por esa razón se han creado organizaciones que integran países latinoamericanos y caribeños como es el caso de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA) y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC).
