fbpx

B i ó s f e r a ( Kuxtal / Yolistli )

Por Alberto De la Torre Gleason

Pobreza, prueba de la crisis socio-ambiental

Cuando contrastamos cifras mundiales como las siguientes: cerca de 1,000 millones de gentes con hambre, 50% de los granos producidos en el mundo son utilizados para alimentación y engorda de ganado para el mercado de carne y producción de biocombustibles para primer mundo, 20% de la población mundial consume el 80% de los recursos del planeta, las grandes fortunas y riquezas económicas concentradas en el 1% de la población mundial, etc. No queda duda en calificar tal desequilibrio con el adjetivo claro y revelador llamado injusticia.

No en vano “La Carta de la Tierra” a principios del siglo XXI, destina una cuarta parte de su contenido al eje titulado JUSTICIA SOCIAL Y ECONÓMICA, con cuatro principios de los cuales en esta ocasión solo describiremos el marcado con el numero 9:

9. Erradicar la pobreza como un imperativo ético, social y ambiental.

a. Garantizar el derecho al agua potable, al aire limpio, a la seguridad alimenticia, a la tierra no contaminada, a una vivienda y a un saneamiento seguro, asignando los recursos nacionales e internacionales requeridos.

b. Habilitar a todos los seres humanos con la educación y con los recursos requeridos para que alcancen un modo de vida sostenible y proveer la seguridad social y las redes de apoyo requeridos para quienes no puedan mantenerse por sí mismos.

c. Reconocer a los ignorados, proteger a los vulnerables, servir a aquellos que sufren y posibilitar el desarrollo de sus capacidades y perseguir sus aspiraciones.

En la misma dirección en el año 2015 en la Encíclica Laudato Si – Sobre el cuidado de la casa común (Papa Francisco Bergoglio), describe de manera clara y objetiva la interrelación naturaleza – sociedad, poniendo en evidencia a la pobreza como la principal prueba del fracaso de esa integridad:

“139.- Cuando se habla de « medio ambiente », se indica particularmente una relación, la que existe entre la naturaleza y la sociedad que la habita. Esto nos impide entender la naturaleza como algo separado de nosotros o como un mero marco de nuestra vida. Estamos incluidos en ella, somos parte de ella y estamos interpenetrados. Las razones por las cuales un lugar se contamina exigen un análisis del funcionamiento de la sociedad, de su economía, de su comportamiento, de sus maneras de entender la realidad. Dada la magnitud de los cambios, ya no es posible encontrar una respuesta específica e independiente para cada parte del problema. Es fundamental buscar soluciones integrales que consideren las interacciones de los sistemas naturales entre sí y con los sistemas sociales. No hay dos crisis separadas, una ambiental y otra social, sino una sola y compleja crisis socio-ambiental. Las líneas para la solución requieren una aproximación integral para combatir la pobreza, para devolver la dignidad a los excluidos y simultáneamente para cuidar la naturaleza.”

En congruencia con lo anterior, el próximo domingo 19 de noviembre del 2017, la iglesia católica llevará a cabo la “I Jornada Mundial de los Pobres”, con el lema “No amemos de Palabra, sino con obras” y en donde el mismo Papa Francisco motiva a sus fieles con un mensaje claro y que comparto a continuación los dos primeros párrafos del apartado número 5:

“Conocemos la gran dificultad que surge en el mundo contemporáneo para identificar de forma clara la pobreza. Sin embargo, nos desafía todos los días con sus muchas caras marcadas por el dolor, la marginación, la opresión, la violencia, la tortura y el

encarcelamiento, la guerra, la privación de la libertad y de la dignidad, por la ignorancia y el analfabetismo, por la emergencia sanitaria y la falta de trabajo, el tráfico de personas y la esclavitud, el exilio y la miseria, y por la migración forzada. La pobreza tiene el rostro de mujeres, hombres y niños explotados por viles intereses, pisoteados por la lógica perversa del poder y el dinero. Qué lista inacabable y cruel nos resulta cuando consideramos la pobreza como fruto de la injusticia social, la miseria moral, la codicia de unos pocos y la indiferencia generalizada.

“Hoy en día, desafortunadamente, mientras emerge cada vez más la riqueza descarada que se acumula en las manos de unos pocos privilegiados, con frecuencia acompañada de la ilegalidad y la explotación ofensiva de la dignidad humana, escandaliza la propagación de la pobreza en grandes sectores de la sociedad entera. Ante este escenario, no se puede permanecer inactivos, ni tampoco resignados. A la pobreza que inhibe el espíritu de iniciativa de muchos jóvenes, impidiéndoles encontrar un trabajo; a la pobreza que adormece el sentido de responsabilidad e induce a preferir la delegación y la búsqueda de favoritismos; a la pobreza que envenena las fuentes de la participación y reduce los espacios de la profesionalidad, humillando de este modo el mérito de quien trabaja y produce; a todo esto se debe responder con una nueva visión de la vida y de la sociedad.”

Categorias
BIÓSFERAEDITORIALES
Sin comentarios

Deja una Respuesta

*

*

Relacionado con

Social Media Auto Publish Powered By : XYZScripts.com