LE PREGUNTARON A LA ACTRIZ MARÍA FELIX, cuando ya frisaba los setenta años, como le hacía para verse tan joven. Ella contestó, con la voz segura y potente que le caracterizaba:
“Soy joven”.
Y es que, en verdad, la mente influye poderosamente en la forma en que nos vemos y hasta en la salud física y los sentimientos.
Sí una persona permite que la amargura llegue a su vida y se considera a sí misma “acabada”, eso es lo que estará decretando y su forma de pensar se volverá una realidad.
Un individuo que considera que no puede seguir adelante, deja de crecer. Y el crecimiento es la característica fundamental de los seres vivos. Sí uno deja de tener aspiraciones, se descuida física y moralmente y no encuentra algún entusiasmo en relación con el futuro, se convierte en un “muerto viviente”, en una carga para si mismo y para el mundo.
Mientras halla hálito en nuestro cuerpo y podamos luchar por nosotros mismos, por algo o por alguien, hemos de trabajar para ser mejores en todas las áreas de nuestra vida: no mejores que los demás -sin comparaciones- simplemente ser mejores que nuestro yo del pasado.
Conocí a un señor llamado Julio B., cuando él tenía alrededor de sesenta años. Se veía como de cuarenta y era sumamente platicador y jovial. Estaba saliendo con una mujer más joven que él, practicaba la caminata todos los días, cuidaba su alimentación y también su arreglo personal.
Sin embargo, miembros de un grupo que Julio frecuentaba empezaron a criticarlo, diciendo que su comportamiento era ridículo y que lo mejor sería que aceptara su edad y “envejeciera con dignidad”. Mi amigo se dejó impactar por las ideas de los demás, al grado que cuando lo volví a ver después de dos meses, casi no lo reconocí: había subido de peso, lucía triste y desaliñado, avejentado…ya no quedaba nada de aquél tipo feliz y optimista con el que solía conversar.
Así de poderosa puede ser la mente y tan puede ayudarnos –como en el caso de la Diva- como puede hacernos la mala jugada que Julio permitió.
Sea cual sea tu edad –estimado lector- ¡animo!… paciencia y energía, actitud positiva, lucha…recuerda que esto no se termina hasta que se termina.