Establece bases firmes durante la infancia de tus hijos y ayudalos a ejercitar y fortalecer su cuerpo en la adolescencia.
Si estableces bases firmes durante la infancia de tus hijos y los ayudas a ejercitar y fortalecer su cuerpo en la adolescencia, sus músculos y huesos los mantendrán activos y protegidos en la vejez. Los factores de la vida diaria pueden cobrar un precio, pero una dieta adecuada y los hábitos correctos reforzarán la salud de sus huesos y músculos y los mantendrán fuertes a cualquier edad.
Huesos e infancia
¡Empieza ya! Inculca a tus hijos buenos hábitos de alimentación ahora y ellos te lo agradecerán mañana. Haz que coman cinco porciones de frutas y verduras todos los días.
¡Muévanse! Caminen a la escuela, vayan al parque, laven el auto, apaguen el televisor… Cualquier cosa que puedas hacer para fomentar la actividad en tus hijos beneficiará sus huesos y músculos en crecimiento, y redituará frutos en el futuro.
Cerciórate de que tus hijos carguen con sus mochilas sobre ambos hombros. Su cuerpo aún está en desarrollo, y un mal hábito de postura puede provocar en ellos desequilibrios que agraven problemas musculoesqueléticos más adelante, durante la vida adulta.
Los huesos del pie no terminan de desarrollarse hasta los 18 años de edad, de manera que si tus hijos usan zapatos que no les ajustan bien a lo largo de la infancia y la adolescencia, aumentará considerablemente el riesgo de que sufran problemas en los pies en la edad adulta.
La mayor parte de la masa ósea se desarrolla antes de los 17 años, así que una dieta rica en calcio durante la infancia y la adolescencia protege el esqueleto de por vida. Algunas investigaciones indican que, por cada cinco por ciento de aumento en la masa ósea que ocurra durante los años de infancia, se reduce en 40 por ciento el riesgo de fracturas.
¿Hace tu hijo ejercicio suficiente?
¿Cuánto tiempo al día ve la tele o juega con videojuegos?
a) Más de tres horas
b) Entre una y tres horas
c) Una hora o menos
¿Con qué frecuencia va a la escuela a pie o en bicicleta?
a) Pocas veces o nunca
b) Dos o más veces a la semana
c) Casi todos los días
¿Con qué frecuencia realiza actividad física de intensidad moderada durante al menos una hora?
a) Menos de una vez por semana
b) Una o dos veces por semana
c) Casi todos los días
¿Con qué frecuencia realizas actividades físicas con tu hijo?
a) Pocas veces o nunca
b) Una vez a la semana
c) Casi todos los días
¿Con qué frecuencia juega el niño al aire libre (aparte de las vacaciones)?
a) Pocas veces onunca
b) Dos o más veces ala semana
c) Todos los días
¿Con qué frecuencia participa tu hijo en deportes o actividades físicas extraescolares?
a) Pocas veces o nunca
b) Una vez a la semana
c) Varias veces a la semana
Evaluación
Mayoría de respuestas a): Lo más probable es que tu hijo no hace ejercicio suficiente. Piensa cómo podrías alentarlo a estar más activo. Quizá toda la familia tenga que mejorar sus hábitos de ejercicio.
Mayoría de respuestas b): Tu hijo se ejercita con una frecuencia razonable, pero lo beneficiaría hacer un poco más. Trata de incorporar más actividades físicas saludables a su rutina semanal.
Mayoría de respuestas c): ¡Muy bien! El niño hace bastante ejercicio. Sigue motivándolo y cimentando con firmeza esta base para que conserve los buenos hábitos durante la adolescencia y la edad adulta.