ANTE LA EMBESTIDA NEOLIBERAL EN CONTRA DE LOS TRABAJADORES: UNIDAD DE LA CLASE OBRERA
(Tercera parte)
Por Alberto Reyna García
Si la unidad de la clase trabajadora ha sido siempre la base de su evolución y de sus posibles victorias, hoy resulta más urgente que nunca porque el México de nuestro tiempo no es el de hace treinta y cuatro años. Debido a su división, los trabajadores, tomados en su conjunto, sufren las consecuencias de la pauperización creciente que engendra el neoliberalismo dependiente en la economía en un país como el nuestro, que cada vez está más atado a un solo mercado y con muchas de sus más importantes industrias privatizadas al extranjero.
Por eso frente a los grandes problemas económicos del pueblo, la clase obrera bajo control oficial no tiene iniciativas que ofrecer, tampoco frente a los más importantes asuntos de la nación. Respecto de la solidaridad obrera, tanto en el interior como el exterior del país, adopta una actitud de indiferencia y de silencio, resultado natural del abandono de los principios, de la ausencia de la democracia sindical y de la corrupción de sus líderes, como es el caso de Elba Esther Gordillo y Carlos Romero Deschamps.
En resumen, las consecuencias inmediatas de esta situación son la siguientes:
Ø Desaparición de la democracia sindical.
Ø Corrupción de la mayoría de los dirigentes sindicales
Ø Dilución de la lucha de clases.
Ø Pérdida constante del poder de compra de los salarios.
Ø Anulación del movimiento obrero como fuerza de opinión ante los problemas del pueblo y las demandas de carácter nacional.
Según datos de la Secretaria de Trabajo y Previsión Social el número de huelgas en nuestro país ha disminuido drásticamente en los últimos años. Ya desde 1991 el número de huelgas fueron de sólo 140; en 1992 descendieron a 138; en 1997 descendieron a 37, y así, poco a poco van disminuyendo a medida que aumenta el control oficial, sin que ninguno de estos movimientos lograra de manera significativa la satisfacción de sus demandas.
Cuando alguna organización sindical estorba el proyecto del grupo dominante, sucede lo que vimos con el asalto a las instalaciones de la compañía de Luz y Fuerza del Centro (2009).
Otra forma de atraco a los trabajadores es la privatización de su sistema de pensiones a través de la creación de las llamadas Administradoras de Fondos de Ahorro para el Retiro (Afores), copia del desventajoso sistema creado en Chile durante la dictadura pinochetista, donde el trabajador está obligado a aceptar no sólo el manejo discrecional de su fondo de retiro, sino además corre el riesgo de perderlo.
