«La mente es como un paracaídas, solo funciona si se abre».
Frase original del físico Albert Einstein, el científico más conocido y popular del siglo XX, alemán de origen judío, después nacionalizado suizo, austriaco y estadounidense.
Es esto en verdad lo que necesitamos que les funcione a los panistas de nuestro Estado, porque por si usted no lo sabe, en los últimos cinco años, específicamente en el gobierno de Miguel Márquez Márquez, Guanajuato se ha convertido en uno de los Estados más violentos, más inseguros, con más corrupción y menor transparencia en la gestión pública. Aun así sale a los medios a decir que las cuestiones de inseguridad y violencia son del orden federal. ¿Y también todo lo que ocurre en León, Irapuato, Celaya y Salamanca, el problema es de la federación?. No, señor. Asuma su responsabilidad.
No por nada ha quedado por ahí escrito: “El primer acto de corrupción que un funcionario público comete, es aceptar un cargo para el cual no tiene las competencias necesarias”.
Y cuando digo competencias, es en el sentido estricto de la palabra. Competencias son capacidades, aptitudes, competitividades. Porque hasta para hablar, hay que tener talento.
Y con esto último quiero referirme al “naco” del presidente del Comité Directivo Municipal del Partido Acción Nacional en Salamanca, Justino Arriaga Rojas, quien valiéndose de la presencia del coordinador de los diputados del PAN en el Congreso, Éctor Jaime Ramírez Barba, despotricó con su florido lenguaje contra los propios panistas que a través de las redes sociales realizan críticas destructivas del partido. Este “mequetrefe” ha de pensar que los Arriaga por ser dueños del PAN en Salamanca, tienen la autoridad para dirigirse así en sus mensajes a la ciudadanía. Que pronto se le olvidó que alguna vez su padre y él mismo, fueron alcaldes.
Por razones como esta, deberíamos pensar en las candidaturas independientes con ciudadanos responsables e íntegros. Porque la realidad es que todos los partidos políticos de la actualidad, tienen en sus filas gente con “mucha cola que les pisen”.
Pero para eso nosotros como sociedad deberemos hacer a un lado la doble moral que como ciudadanos ostentamos. Porque dígame usted si no somos una sociedad de doble moral. Queremos policías que nos cuiden y pongan orden, pero que también nos den “chance” y se presten a la mordida; queremos dos tipos de políticos, unos que sean honestos y responsables y otros que nos den “regalitos” y otros favores; queremos servidores públicos de probidad comprobada, pero que a la hora de algún trámite “nos echen una manita”; queremos empleo y buenos salarios, pero no queremos trabajar; queremos que nuestras mujeres sean santas, puras y castas, pero que las de los vecinos no lo sean. Si queremos excelentes gobernantes, no se vale que a la hora de emitir nuestro sufragio nos “hagamos ojo de hormiga”. ¿Somos o no somos? Así las cosas.
