El consumo agrícola, industrial y urbano del agua subterránea en el estado de Guanajuato
Por: Manuel De la Torre Rivera
Está ampliamente reconocida la vocación agrícola del Bajío Guanajuatense y este reconocimiento se remonta al tiempo de la colonia, cuando los primeros pobladores de esta región conocieron la calidad de la tierra y la abundancia de agua como elementos adecuados para ésta actividad.
Transcurrieron casi cuatro siglos de pródiga actividad y en el inicio de la segunda mitad del siglo XX con el proceso de industrialización de la región se disparó el crecimiento demográfico y en la etapa neoliberal se dio marcha atrás a la reforma agraria y con ello se acompañó la explotación intensiva de la tierra para la producción agrícola de exportación que vino a desembocar en la sobreexplotación de los acuíferos de Guanajuato.
Es decir, bastaron un poco más de cincuenta años para meter en estrés hídrico al Bajío guanajuatense y no sólo eso, también convirtió a la región en insostenible con ese modelo de desarrollo ahora en plena época de cambio climático, hace apremiante la necesidad de introducir un cambio radical en el uso y manejo de este recurso fundamental para la existencia de la región.
La CONAGUA nos da la siguiente información sobre la problemática del agua en el estado de Guanajuato (2016):
- Guanajuato tiene 20 acuíferos de los cuales 17 están sobreexplotados.
- De los 17 acuíferos sobreexplotados, el del Valle de León y el Irapuato – Valle de Santiago que incluye a Salamanca, son los dos más sobreexplotados.
- El mayor consumo de agua subterránea es para uso agrícola (alrededor del 80%), seguido del industrial (alrededor del 12%) y por último el urbano (alrededor del 8%).
- Casi el total de las aguas superficiales del estado presentan contaminación antropogénica.
- Todas las cabeceras municipales dependen del agua subterránea para su subsistencia, excepto la capital de Guanajuato, Tarandacuao y una mínima parte del municipio de León, que se abastecen de aguas superficiales de las presas.
- El crecimiento inmoderado y desorganizado de las ciudades y la industria, así como de la población, ha traído consigo la contaminación de los cuerpos y corrientes de agua naturales y una mayor demanda de este recurso cada vez más escaso.
- El crecimiento en la demanda de agua ha superado en más del doble a la tasa de crecimiento demográfico.
- De 1960 a 1996 el número de pozos creció de 1,100 a 16,500, sin tomar en cuenta la limitada capacidad de recarga de dichos acuíferos. Existe una diferencia entre la extracción y la recarga de 1,245.8 Mm3 anuales (déficit). Es decir, si no somos capaces de lograr un ahorro en el consumo de 1,246 millones de metros cúbicos de agua anualmente, estamos condenados a padecer la escasez absoluta de agua en el corto plazo, dado que el nivel freático que en 1960 tenía 3 metros, actualmente está a más de 200 metros de profundidad promedio.
- El agua extraída a esas profundidades ya da muestras de estar contaminada de forma natural con Arsénico y otros metales pesados.
- No olvidemos que el agua potable no llega a la mayoría de las comunidades rurales.
Esos datos nos hablan de apremio para adoptar medidas de emergencia antes de encontrarnos en medio de un desastre ecológico, la última palabra la tienen todos los Guanajuatenses.