Recientemente han surgido ciertas voces, tanto de nutriólogos como de cualquier otras personas que se dicen expertas en alimentación, que afirman que el delicioso —y grasosísimo— chicharrón de cerdo no sólo no engorda, sino que incluso es benéfico para la salud y debería incluirse en muchas dietas.
Pero uno podría preguntarse: ¿qué tan cierta es esta afirmación? ¿Será un mito o una realidad? ¿Será verdad que la piel salada y frita de cerdo aporta nutrientes y no repercute en el peso que señala la báscula y los centímetros en nuestra cintura? Veamos argumentos en pro y en contra.
Algunos de los argumentos que se usan para afirmar que el chicharrón de cerdo no engorda y es bueno para la salud son:
Se dice que el chicharrón tiene altas cantidades de colágeno, de modo que cuando lo consumes te sentirás satisfecho más pronto, lo cual hará que comas menos y esto ayuda a bajar de peso.
Es alto en grasa instaurada (grasa saludable, como la del aceite de oliva), ayuda a reducir el colesterol, diabetes y enfermedades cardiovasculares, y mejora la salud de los huesos.
El chicharrón de cerdo es alto en proteínas, pues una onza (28 gramos) de este alimento contiene 17 gramos de proteínas, lo cual mantiene la sensación de saciedad y beneficia a los músculos.
Además, contiene ácido esteárico, un ácido graso saturado que no eleva los niveles de colesterol en sangre.