La tragedia minera de Brumadinho, Brasil: 270 muertos
Por: Oscar Alzaga*
El 25 de enero de 2019 al mediodía en Brumadinho, Minas Gerais, en la mina de hierro Córrego do Feijao, de la empresa trasnacional Vale, se fracturó la represa a 87 metros de altura, derramando 12 millones de metros cúbicos de basura tóxica con lodazal, matando a mineros, población y contaminando dos ríos en proporciones desmesuradas, que afectan a más de 500 mil personas que viven del agua de los ríos.
Para que se tenga una aproximación del daño, en Cananea el derrame de tóxicos de Grupo México fue de 40 mil metros cúbicos, afectando a poblados de 25 mil personas de los ríos Sonora y Bacanuchi, el 6 de agosto de 2014, hace 5 años y todavía no hay una limpieza profunda de los ríos contaminados, en el fondo del agua siguen los metales pesados.
En Brumadinho el derrame fue apocalíptico y dantesco por los muertos que fueron arrastrados con piedras y destrozaron sus cuerpos, cuyos pedazos quedaron a la vista de sus familiares. El derrame visto por miles de personas y niños, afectó la salud física y mental de quienes perdieron esposos, hermanos, padres, hijos y aún de la población que murió sin laborar en la mina. El rescate de los muertos sepultados duró semanas, a la vista de todos, los mineros también fueron rescatistas obligados a cavar con máquinas pesadas, para hallar solo pedazos de los cuerpos.
Evidentemente la tragedia es responsabilidad de los dueños de Vale, pues tenían conocimiento del peligro, de la mala construcción y pésimo mantenimiento; había antecedentes y simulacros de accidentes. Y porque las leyes de las minas son preventivas, justo para evitar daños a mineros, a poblados, a la naturaleza y aún a las minas y presas, no son accidentes involuntarios; son actos negligentes e irresponsables de los propietarios que no cumplen las leyes, para aumentar sus ganancias y lucrar con la vida y salud de seres humanos, causando también daños brutales a la naturaleza y a quienes viven de ella.
Los derechos humanos afectados son: a la vida, a la salud, a contar con un proyecto de vida, a una niñez sana, a la seguridad, a un entierro que respete la voluntad de la familia, a la dignidad humana. ¡Los derechos de la humanidad también son aplicables en el Brasil!
Pero la empresa Vale, seis meses después de la tragedia, actúa y ha actuado de modo inhumano y vil; pretende aminorar los daños y costos, intenta solo valorar los daños materiales y excluir los daños físicos y mentales de los familiares; los daños a la naturaleza y a quienes vivían de la agricultura, pesca, ganadería y turismo a las orillas de los ríos que, según cálculos, son más de 500 mil personas afectadas.
Mienten los empresarios de Brasil al decir que ya no hay contaminación en los ríos, pues sin pruebas hacen esa afirmación, y muestran estudios supuestamente serios, pagados por ellos. A la vez que apuestan al olvido de la población, como solución de la tragedia, despliegan un ejército de personas para convencer, confundir y dividir a las víctimas. Recordándonos la misma reacción patronal en Pasta de Conchos, en los ríos Sonora y Bacanuchi, en las costas del Golfo de California, etc.
Evidentemente se trata de un homicidio colectivo, de daños a familiares de los muertos, de la destrucción de la naturaleza y los ríos en muy grandes proporciones; fue propiamente de un genocidio (“destrucción, exterminio de un grupo social”) y un ecocidio (“daño grave, destrucción o pérdida de ecosistemas de un territorio determinado”).
Todo esto agravado por el gobierno de Bolsonaro, cuyas políticas son contrarias a los trabajadores, como fue su reforma laboral, su política económica muy pro empresarial, su respuesta represiva, a las protestas sociales; incluso las trasnacionales amenazan con retirar sus empresas si no se aceptan sus condiciones, dejando desempleo y pobreza, como si se pudieran llevar las minas y las plantas metalúrgicas y siderúrgicas.
En cambio, cuando se conocen las minas en Canadá, Estados Unidos, Alemania o Inglaterra, las medidas de seguridad y salud sí se cumplen; tienen mejores salarios y prestaciones muy elevadas si se comparan con sus filiales en Latinoamérica. Acá las trasnacionales hacen pactos con gobiernos y oligarquías del subdesarrollo; coincidiendo en el marco neoliberal del “libre mercado” y las “ventajas comparativas”: unos ofrecen inversiones e imponen su política de lucro a costa de todo y otros bajos salarios, deficientes prestaciones y flexibilizar leyes al gusto empresarial.
Ellos ponen el capital, nosotros los muertos; ellos, la ilusión del desarrollo, nosotros la inseguridad en el trabajo, la población y la naturaleza. Ellos imponen su política de lucro, aún a costa de delitos de lesa humanidad, nosotros la dignidad humana y los derechos que de palabra son humanos y universales.
No obstante, los mineros y habitantes de Brumadinho han encontrado una amplia solidaridad y apoyos en Minas Gerais, Brasil, e internacionalmente, entre los que destacan el Sindicato de Mineros de México y la Confederación Internacional de Trabajadores (CIT), encabezados por Napoleón Gómez Urrutia, y en la Comisión Internacional de Derechos Laborales (ICLG, la International Commission for Labor Rights), además de abogados que se encargan de difundir la tragedia en el mundo y defender las derechos humanos y ambientales en los tribunales internacionales.
*Abogado miembro de la Asociación Nacional de Abogados Democráticos y la Asociación Latinoamericana de Abogados Laboralistas
LA CABALLADA ESTA MUY FLACA. El Lic. AMLO es persona de la tercera edad con problemas cardíacos , por lo tanto los partidos políticos discretamente abren sus cartas. Por Morena el mas viable es Ricardo Monreal, es el único de ese partido que la mueve bien , los demás son cartuchos quemados muy viejos que estan para llorar , tienen por ejemplo secretarios de estado que obligan a retornar aviones comerciales en pleno vuelo, que prestan el Palacio de Bellas Artes a sectas derechistas, etc., etc., Por la IZQUIERDA , aglutinando a políticos , líderes y población inconforme se perfila Juan Carlos Romero Hicks.