Por: Eber Sosa Beltrán. Psicólogo y activista social
interesado en el género, el medio ambiente y los derechos humanos.
Existe un espacio que habitamos desde el momento en que nacemos, que nos permite establecer contacto con el mundo, percibir lo que nos rodea y traducirlo en una experiencia. Un territorio de múltiples movimientos e intenciones que van reconfigurando nuestro propio ser. El contacto humano, es un lenguaje incomprensible para el cuerpo que comunica lo que ha vivido en sus anhelos, sus esperanzas y sus desilusiones. Son esas voces contándonos una historia escrita en otro idioma, que nos buscan traducir e interpretar en rutinas constantes e interminables, aquellos códigos y significados que puedan resonar en nuestros sentidos para que al fin puedan descansar de dicho afán.
Y por fin surge la más bella experiencia que podemos dar a esos seres empeñados en lograr nuestro propio dominio del cuerpo, se alegran de la primera respuesta por reflejo presionando su pulgar, se emocionan al interpretar el primer gesto como una sonrisa (la intención era una mueca) y continúan buscando datos que les den información del resultado de sus enseñanzas.
Pero el cuerpo no sólo es a la manera de nuestros deseos, hay un límite imposible de cruzar, lo sabemos porque en las noches velando el sueño de su pequeña humanidad, descubrimos esa parte de su conciencia que nos resulta desconocida y lejana. Entonces lo intuimos, sabemos que llegamos a esa frontera, a la disputa entre lo posible y lo imposible, entre nuestra voluntad y la voluntad ajena.
Aún así, la domesticación del cuerpo es una búsqueda constante en la crianza, parece que esta rutina nos da la seguridad de hacer lo mejor, lo que todos hacemos a la manera correcta de hacerlo, sin preguntar y sin pensar demasiado; y si esos referentes son aprendidos, respiramos con alivio; si crecen, imitando cada vez con mayor perfección los ademanes propios a su sexo eligiendo entre opciones binarias lo que es correcto e incorrecto, pareciera que no hay más alternativas, la libertad es siempre una cuestión controversial y elegir se vuelve una negociación en constante disputa. Piensa en un hombre o una mujer con un cuerpo resignado, a aquellos movimientos a los que ha sido adiestrado, piensa de qué manera al nacer es libre si depende casi para todo de nuestro cuidado, nuestro prisionero amado, porque si soltáramos la rienda y corriera desbocado, nuestra angustia dolorosa no podría perdonarnos y qué sería del amor sin el temor a perder a nuestro bien amado. Una lucha incesante es el cuerpo a través de sus dubitaciones, entre el dolor de la enfermedad y el éxtasis del placer, es una soberanía tirana o un ave libre, es para las violencias una posesión y para los místicos una transmutación. El hecho es que en mucho el cuerpo es un enigma, una figura multidimensional que se recrea a si misma para permanecer en la eternidad.
El desfile del 18 de Marzo de 2019 debe cancelarse o posponerse, los trabajadores petroleros han seguido a sus líderes corruptos , mafiosos y asesinos y eso tiene un alto costo, EL QUE A HIERRO MATA A HIERRO MUERE , dichos desfilantes serían muy vulnerables