José Antonio Quintana López, académico de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia de la UNAM, indicó que en el núcleo del huevo se encuentran todas las vitaminas, excepto la C, y todos los minerales, “su lípido activo mejora la memoria, sobre todo en niños y ancianos”. Además, recalcó su bajo aporte calórico y la sensación de saciedad que provoca.
Cada mexicano come unos 23 kilos de huevo al año y su alto nivel de colesterol “es un mito, moriríamos si no lo comiéramos.
Dos piezas de huevo cuentan con 13 gramos de proteína y la proporción perfecta de lípidos: dos tercios de grasas insaturadas y uno de saturadas”. La yema contiene selenio, antioxidante natural; ácido siálico, antiinflamatorio; y carotenos, que aminoran el riesgo de cataratas, y en su núcleo tiene luteína, selenio, lecitina, ácido fólico y colina, estos últimos contribuyen en el embarazo para el desarrollo del cerebro y sistema nervioso del bebé; además el ácido fólico previene la espina bífida.
El huevo previene la sarcopenia y evita la desnutrición senil. Sus carotenoides son antioxidantes naturales; la lecitina colabora en la desintoxicación del pelo, y la zeaxantina protege la vista.
En la gastronomía sirve como adhesivo, espesante, espumante (capeado) y aglutinante. Pulverizado funciona para elaborar dulces y alimentos, concluyó Quintana López en la conferencia “Beneficios del consumo del huevo”, en el Antiguo Palacio de Medicina de la UNAM.