La palabra bulimia significa «hambre de buey» y la enfermedad se asocia a la idea de no querer engordar, aunque la persona «no se sienta ni se vea gorda». Se caracteriza por la ingestión rápida de una gran cantidad de alimentos en un periodo corto para, posteriormente, motivados por el sentido de culpabilidad por el abuso de comer, provocar el vómito o utilizar en forma indiscriminada laxantes que aceleren la evacuación e impidan que los nutrimentos penetren al torrente sanguíneo. También son utilizados los diuréticos y la realización de ejercicios físicos excesivos, con el fin de anular el efecto de los alimentos consumidos.
¿Cómo identificar a una persona bulímica?
Las personas enfermas suelen comer compulsivamente, más rápido que lo normal y en mayor cantidad, los atracones se realizan a solas en un tiempo inferior a dos horas, ya que existe una gran culpa y depresión y temor a expresar o a que otros se den cuenta de lo que están haciendo.
Existe sensación de pérdida de control sobre el consumo del alimento.
Otra característica de este trastorno consiste en tener conductas compensatorias inapropiadas para evitar la ganancia de peso. Entre el 80 al 90% de las personas que tienen el trastorno utilizan el vómito como método de purga, pero también son frecuentes:
+ Diuréticos, laxantes y enemas.
+ Uso de saunas o baños calientes para adelgazar.
+ Fumar para saciar el apetito.
+ Restringir o evitar alimentos.
+ Tomar pastillas para adelgazar.
+ Restringir la ingesta de líquidos.
Estas conductas suelen realizarse de forma repetida, al menos dos veces a la semana. Los médicos suelen diagnosticar que existe bulimia nerviosa cuando pasan tres meses o más con este tipo de acciones.
Existen algunos signos más sencillos que pueden indicar que una persona tiene bulimia.
Las personas bulímicas pueden:
Miedo al aumento de peso.
Sentirse insatisfecha/o con el tamaño, la forma y el peso corporal.
Inventar excusas para ir al baño inmediatamente después de haber comido.
Comer solo alimentos dietéticos o bajos en contenido graso (excepto en los atracones)
Adquirir laxantes, diuréticos o enemas regularmente.
Pasar la mayor parte del tiempo realizando ejercicio o intentando quemar calorías.
Aislarse socialmente, especialmente para evitar comidas o festejos donde se sirven comida.
Problemas de salud a corto plazo
Debido a la forma en que se trata de evitar la integración de los alimentos al organismo, se pueden generar grandes desequilibrios orgánicos, entre los que se incluyen:
+ Trastornos del sistema digestivo (gastritis, colitis)
+ Daños irreversibles en el estómago, esófago y boca (sobre todo en las encías).
+ Erosión dental.
+ Anemia y deficiencias nutricionales.
+ Irregularidades menstruales.
+ Baja densidad ósea.
+ Deshidratación.
+ Problemas cardíacos.
+ Pérdida de potasio.
+ Estrés por calor.
+ Trastornos renales como cálculos renales e insuficiencia renal.
+ En casos extremos puede producir la muerte.
Factores psicológicos
La bulimia también afecta a nivel psicológico. Algunos desórdenes que se presentan son:
+ Autoevaluación exageradamente influida por el peso y la silueta.
+ Sentimiento de inseguridad emocional. + Autoestima devaluada. + Alexitimia (incapacidad de expresar las emociones de manera conciente). + Trastornos de la personalidad (autodestrictiva, límite, esquizoide, dependiente, evitativa, histriónica, pasivo+agresiva).
Tipos de bulimia
Existen dos tipos de bulimia nervosa:
Tipo purgativo: describe a las personas que regularmente se auto inducen el vómito, abusan de laxantes, diuréticos y enemas.
Tipo no purgativo: describe a las personas que regularmente ayunan o se aplican dietas excesivamente o bien realizan ejercicio de forma compulsiva. Este tipo solo se da en aproximadamente el 6 a 8% de los casos de bulimia. También suele presentarse en quienes presentan el tipo purgativo, pero es una forma secundaria del control de peso.
Si conoces a alguien con más de dos síntomas, ayúdale, la bulimia puede ser mortal.