Por: Oscar Alzaga*
Las medidas para proteger la salud laboral contra el Covid-19 emitidas por la Secretaría de Salud, no están garantizadas si se deja su aplicación solo a la inspección de las Secretarías de Salud, Trabajo, Economía e IMSS porque son miles las empresas y eventuales sus inspecciones, cuando el peligro es diario, permanente y grave. Menos se puede confiar en los empresarios que sólo se encarguen diario de aplicar medidas preventivas, pues acostumbran anteponer la ganancia y lucro, la mayoría de ellos, anteponen “las aguas heladas del cálculo egoísta”, que recordara Zoé Robledo en su participación del Senado.
Cuando se cuenta con un derecho humano expreso de trabajadores y patrones aplicable para este caso: formar una Comisión Mixta de Seguridad e Higiene (CMSH) en cada centro de labores, como obliga la Ley Federal de Trabajo (LFT) en tiempos normales (sin pandemia), para cuidar la salud y la vida de las y los trabajadores, incluidos los de confianza. Con mayor razón es obligatoria la LFT en estos tiempos del Covid-19 y obligatorio que la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS) y las instituciones laborales estatales las integren, auxiliadas por las Juntas de Conciliación y Arbitraje, federal y estatales.
La CMSH tiene la ventaja de que opera en el mismo centro de trabajo todos los días; conoce bien los peligros del contagio y sabe cómo evitarlos, aplicando las medidas preventivas de la Secretaría de Salud.
Pero las comisiones mixtas no existen ni funcionan adecuadamente en la mayoría de las empresas, como bien lo saben y “solapan” las autoridades del trabajo, que al igual que el voto secreto sindical tampoco existe en la mayoría de los sindicatos. Porque ambos derechos son uno solo, forman parte de la democracia en el trabajo y en los sindicatos, son derechos indivisibles y deben cumplirse juntos, como lo prevé el artículo 1 constitucional: no puede haber democracia sindical si en el trabajo falta el diálogo social o acuerdo entre las partes, tanto obrera como patronal.
En efecto, las comisiones mixtas son clave del diálogo social, previstas como parte de los Contratos Colectivos de Trabajo (CCT), señaladas por la Organización Internacional del Trabajo (OIT), pues en la administración y aplicación mutua de los CCT está la parte central de la bilateralidad o del acuerdo entre las partes.
¿Cuándo dejaron de funcionar y aún de existir las comisiones mixtas en la mayoría de las empresas?: Cuando los sindicatos se debilitaron y perdieron poder ante las empresas, al vender los CCT a los patrones –con la complicidad de autoridades-, volviéndolos Contratos Colectivos de Protección Patronal (CCPP), así denunciados y conocidos en la OIT y en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Justo cuando los gobiernos neoliberales de 1982-2018 impulsaron los privilegios y excesos de la oligarquía nacional y extranjera, y llegan al extremo con Peña Nieto de dejar todo el sexenio sin realizar una sola inspección de trabajo en la STPS (La Jornada, 17-II-20), bajo el mando de Navarrete, quien se vanaglorió de su política de “cero huelgas”, con un total silencio de los líderes de los sindicatos y centrales del PRI; o sea, la mayoría de las organizaciones del país.
Al destruir los contratos colectivos de trabajo y hacerlos de protección patronal, destruyeron también las comisiones mixtas, en tanto éstas formaban parte de aquellos. Asimismo, crecen los outsourcing como hongos al gusto patronal, con la bendición de la Junta Federal y la STPS. Así decrecen como nunca los salarios en México. Estos cambios debilitaron a las centrales y sindicatos del PRI, para enfrentar a la patronal y para acarrear votos electorales. Por eso el PRI tuvo que renovar el apoyo del PAN de 1988, en 2006 y 2012.
Esta no podía ser sólo obra de patrones y líderes sindicales, requería la participación y “legitimación” clave de los gobiernos neoliberales y de las autoridades operadoras de la simulación “legal”, como hicieron la reforma laboral de 2012 y el Pacto por México -del 30 de noviembre al 2 de diciembre- el PAN, PRI, PRD y la invisible oligarquía, montaron el mayor teatro de Simulación Neoliberal de la Historia.
Hay quienes no quieren recordar el pasado inmediato, todavía fresco. Prefieren la buena relación con la patronal para su futuro personal, como Monreal y otros. Fueron muchos más los destrozos cometidos, con reformas o sin ellas, de jure y de facto: la soberanía, la educación, la salud, el trabajo, la empresa pública, las elecciones y la débil democracia, las redujeron a polvo. Sin embargo, lo más visible de 36 años de neoliberalismo fue la corrupción y los fraudes electorales.
A la reforma laboral del 1 de mayo de 2019 le ha faltado -hasta ahora- cambiar la Junta Federal, el principal tribunal del país para el acceso a la justicia laboral. Quedó igual, con la esperanza de que cambiaría al ser substituida por un Tribunal del Poder Judicial de la Federación y por el Centro Federal de Conciliación y Registro Laboral, sin hacer cambios a la Junta Federal, salvo la promesa de ser honesta. Después de 36 años de no serlo.
Se creyó que el decreto de la reforma laboral de 2019 era suficiente, sin el complemento para su aplicación, encargado de impartir justicia, indispensable siempre. No obstante, la STPS y todos los organismos de administración y justicia laboral deben hacer un esfuerzo especial y urgente para promover e integrar las comisiones mixtas, que son más importantes ahora para salvar la salud y vida de las y los trabajadores.
*Abogado, miembro de la Asociación Nacional de Abogados Democráticos y la Asociación Latinoamericana de Abogados Laboralistas.
Nota: En el cuerpo editorial de Eterna Jornada creemos que también hace falta mayor iniciativa de parte de los trabajadores en defensa de sus derechos fundamentales como lo es la protección de sus vidas.