La adolescencia es una etapa crítica, la mayoría de nuestros jóvenes ante problemas escolares, familiares, o de pareja se tornan muy vulnerables, es por ello que es muy importante identificar en qué momento se puede presentar el riesgo de suicidio. Debemos atender desde la idea o deseo de no querer vivir, ya que muchos adultos piensan que los jóvenes lo hacen “para llamar la atención” o que solo es un mal momento y “se le va a pasar”.
En México según estadísticas publicadas por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) en 2013. Las cifras establecen que el grupo más vulnerable es de 15 a 29 años, con un total de dos mil 345 casos, lo que representó 40.8% del total en ese año. Siendo mayor la prevalencia de suicidio en hombres que en mujeres. De acuerdo a la OMS, el suicidio es la segunda causa principal de defunción en el grupo etario de 15 a 29 años, por cada suicidio, hay muchas más tentativas de suicidio cada año.
Cifras que son alarmantes y que la población debe tomar en cuenta para prevenir y atender un problema de salud pública que a todos nos compete. Se estima que un 90% de las personas que se suicidan habían expresado anteriormente su intención de hacerlo. Entre la población en general, un intento de suicidio no consumado es el factor de riesgo más importante.
Algunas de las principales señales que los adolescentes pueden manifestar ante la ideación o tentativa de suicidio son las siguientes:
Se despide de forma escrita o verbal de alguien.
Regala objetos personales de gran valor sentimental para él.
Se aleja de amigos, familiares y actividades que solía disfrutar. Pierde interés en hacer cosas que usualmente le gusta hacer, como practicar deportes, pasatiempos o visitar amigos.
Verbaliza aspectos relativos a la muerte o al suicidio, es decir, hace advertencias directas e indirectas de suicidio.
Declaraciones como “me quiero morir” o “me voy a suicidar”, “Pronto dejaré de ser un problema para usted” o “Yo no tengo motivos para vivir”.
Cambios dramáticos en personalidad o apariencia, incluyendo comportamientos irracionales.
Menciona que escucha voces que le dicen que debe suicidarse.
Cambios en el estado ánimo, conducta violenta, irritabilidad, tristeza, ansiedad, alegría. Etc. Si permanece triste y melancólico constantemente y actúa diferente a lo acostumbrado.
Se corta a sí mismo, golpea su cabeza contra las paredes o hace otras cosas para hacerse daño.
Baja en sus calificaciones y rendimiento escolar.
Cambio en sus hábitos de sueño, dormir poco o dormir en exceso
Cambio en sus hábitos alimenticios, episodios de inapetencia o de comer demasiado.
Falta de cuidado a su higiene personal.
Abuso de sustancias (alcohol o drogas)
Participar en comportamientos riesgosos.
Pérdida de energía vital. Se le nota cansado, abatido, aburrido.
Presenta quejas frecuentes de dolores físicos, tales como dolores de cabeza, de estomago y fatiga, asociados con su estado emocional.
Ha pasado recientemente por un evento de pérdida: Un cambio drástico en su vida o una pérdida de un ser querido (ya sea por causa de muerte, divorcio, separación o relación fracasada).
Existen antecedentes de suicidio en la familia.
Es necesario tener en consideración que varias de estas señales deben estar presentes por un espacio de tiempo no inferior a un mes. La conducta suicida en los adolescentes constituye un serio problema de salud, debe ser afrontado por la sociedad, ya que intervienen factores multicausales: individuales, familiares y de la comunidad.
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