Por: Alberto De la Torre Gleason
Debemos unirnos para crear una sociedad global sostenible fundada en el respeto hacia la naturaleza, los derechos humanos universales, la justicia económica y una cultura de paz. En torno a este fin, es imperativo que nosotros, los pueblos de la Tierra, declaremos nuestra responsabilidad unos hacia otros, hacia la gran comunidad de la vida y hacia las generaciones futuras.
La Carta de la Tierra
En la parte 1 [1], 2 [2] y 3 [3] sobre este tema iniciado el mes de abril del año 2021, se han tratado los principios N° 13, 14 y 15 respectivamente de La Carta de la Tierra, en esta ocasión presentamos el principio N° 16 y último del eje estratégico IV. DEMOCRACIA, NO VIOLENCIA Y PAZ [4] que dice:
Principio N° 16. Promover una cultura de tolerancia, no violencia y paz.
A nivel planetario el escenario de destrucción de la vida es una amenaza real tanto por la devastación irracional del medioambiente como por el poder militar nuclear creado, lo anterior son evidencias inequívocas que los temas de la tolerancia, no violencia y la paz han sido descuidados a grado tal que debemos trabajar en ellos de manera inmediata y sin tregua.
“El ex asesor de Seguridad Nacional de Nixon y Ford (Kissinger) afirmó que los avances en tecnología nuclear e inteligencia artificial (IA) –cuyas máquinas y algoritmos pueden ser autónomos sin intervención humana– donde China y Estados Unidos son líderes y han multiplicado la amenaza de un Armagedón.” [5]
Pero, ¿Cómo es que hemos llegado a tal encrucijada? ¿Y cómo podemos trabajar para revertir esta crisis?
Aunque el problema es complejo y multifactorial, podemos identificar que el sistema de desarrollo mundial de los últimos dos siglos, alimentaron una degradación social que ha roto los lazos de integración y comunicación, y algunos signos de este deterioro son: “la exclusión social, la inequidad en la disponibilidad y el consumo de energía y de otros servicios, la fragmentación social, el crecimiento de la violencia y el surgimiento de nuevas formas de agresividad social, el narcotráfico y el consumo creciente de drogas entre los más jóvenes, la pérdida de identidad. Quedando a la vista un fracaso en el progreso integral y una mejora de la calidad de vida. [6]
“Cuando se propone una visión de la naturaleza únicamente como objeto de provecho y de interés, esto también tiene serias consecuencias en la sociedad. La visión que consolida la arbitrariedad del más fuerte ha propiciado inmensas desigualdades, injusticias y violencia para la mayoría de la humanidad, porque los recursos pasan a ser del primero que llega o del que tiene más poder: el ganador se lleva todo. [Ibid]
“Si todo está relacionado, también la salud de las instituciones de una sociedad tiene consecuencias en el ambiente y en la calidad de vida humana: «Cualquier menoscabo de la solidaridad y del civismo produce daños ambientales». En ese sentido, la ecología social es necesariamente institucional, y alcanza progresivamente las distintas dimensiones que van desde el grupo social primario, la familia, pasando por la comunidad local y la nación, hasta la vida internacional. Dentro de cada uno de los niveles sociales y entre ellos, se desarrollan las instituciones que regulan las relaciones humanas. Todo lo que las dañe entraña efectos nocivos, como la perdida de la libertad, la injusticia y la violencia. Varios países se rigen con un nivel institucional precario, a costa del sufrimiento de las poblaciones y en beneficio de quienes se lucran con ese estado de cosas. Tanto en la administración del Estado, como en las distintas expresiones de la sociedad civil, o en las relaciones de los habitantes entre sí, se registran con excesiva frecuencia conductas alejadas de las leyes. Estas pueden ser dictadas en forma correcta, pero suelen quedar como letra muerta. ¿Puede esperarse entonces que la legislación y las normas relacionadas con el medio ambiente sean realmente eficaces? Sabemos, por ejemplo, que países poseedores de una legislación clara para la protección de bosques siguen siendo testigos mudos de la frecuente violación de estas leyes. Además, lo que sucede en una región ejerce, directa o indirectamente, influencias en las demás regiones. Así, por ejemplo, el consumo de narcóticos en las sociedades opulentas provoca una constante y creciente demanda de productos originados en regiones empobrecidas, donde se corrompen conductas, se destruyen vidas y se termina degradando el ambiente. [Ibid]
“También es cierto que la carencia extrema que se vive en algunos ambientes que no poseen armonía, amplitud y posibilidades de integración facilita la aparición de comportamientos inhumanos y la manipulación de las personas por parte de organizaciones criminales. Para los habitantes de barrios muy precarios, el paso cotidiano del hacinamiento al anonimato social que se vive en las grandes ciudades puede provocar una sensación de desarraigo que favorece las conductas antisociales y la violencia. Sin embargo, quiero insistir en que el amor puede más. Muchas personas
en estas condiciones son capaces de tejer lazos de pertenencia y de convivencia que convierten el hacinamiento en una experiencia comunitaria donde se rompen las paredes del yo y se superan las barreras del egoísmo. Esta experiencia de salvación comunitaria es lo que suele provocar reacciones creativas para mejorar un edificio o un barrio. [Ibid]
“El bien común presupone el respeto a la persona humana en cuanto tal, con derechos básicos e inalienables ordenados a su desarrollo integral. También reclama el bienestar social y el desarrollo de los diversos grupos intermedios, aplicando el principio de la subsidiariedad. Entre ellos destaca especialmente la familia, como la célula básica de la sociedad. Finalmente, el bien común requiere la paz social, es decir, la estabilidad y seguridad de un cierto orden, que no se produce sin una atención particular a la justicia distributiva, cuya violación siempre genera violencia. Toda la sociedad –y en ella, de manera especial el Estado– tiene la obligación de defender y promover el bien común. [Ibid]
Salamanca, Gto., 16 de mayo del 2021.
[1] Consulta en Línea: https://salmantino.mx/2021-biosfera-democracia-no-violencia-y-paz-parte-1/?fbclid=IwAR2PzcLDnE2aFze8cHxO3QHjPadEvNGJEDFO6BGXb3YOh9QOiLEYeXl_Gr4
[2] Consulta en Línea: https://salmantino.mx/2021-biosfera-67/?fbclid=IwAR0g0e8mB66qZyz6BpkIk7dABZ-FbtvCkUZpO7TuZAUkFhezpMSL_wMSzdM
[3] Consulta en Línea: https://salmantino.mx/2021-biosfera-democracia-no-violencia-y-paz-parte-3/
[4] Consulta en Línea: https://cartadelatierra.org/lea-la-carta-de-la-tierra/
[5] Consulta en Línea: https://www.jornada.com.mx/notas/2021/05/05/politica/bajo-la-lupa-kissinger-extincion-tecnonuclear-de-la-humanidad-por-una-guerra-fria-de-eu-y-china/
[6] Encíclica Laudato Si’ sobre el cuidado de la casa común, Papa Francisco. Consulta en Línea:http://www.vatican.va/content/francesco/es/encyclicals/documents/papa-francesco_20150524_enciclica-laudato-si.html
BiósferaPágina 4